La relación de Francis Ford Coppola con los efectos visuales y su anécdota haciendo Drácula

La relación de Francis Ford Coppola con los efectos visuales y su anécdota haciendo Drácula

El mítico director, como muchos de su camada, no es muy amigo del CGI, y así lo demostró cuando le tocó rodar una de sus más espectaculares películas.

Redacción QueVer

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Los grandes directores de la historia saben bien de versatilidades, de variedad de géneros, de estilos, de lenguajes. Ellos se caracterizan por admirar a distintos directores y directoras alrededor del mundo que no profesan las mismas formas. Pero hay algo en los que algunos sí son bastante taxativos: no les gustan artilugios, y siente que, en cierta forma, engañan al espectador de una manera que a ellos no les gustan. 

Por eso Francis Ford Coppola tiene una particular situación al respecto de los efectos visuales. En la modernidad, son muchas las películas que prácticamente no se hacen sobre decorados reales, ni siquiera sobre construcciones hechas en un set, sino bajo la famosa pantalla verde y efectos de post producción que construyen el espacio de una manera digital. Esta distancia a la realidad, la cual es representada de manera más o menos fidedigna según el género en el cine, es la que no le sienta cómodo a Coppola, un director que más allá de gustos sin dudas es uno de los más extremos a la hora de encarar sus proyectos. 

En su rica filmografía se encuentran clásicos indiscutibles como El Padrino, Apocalypse Now o La conversación, pero también una de las visualmente más ricas: Drácula de Bram Stoker, un film estrenado en 1992 y que significó un éxito absoluto del director, una vuelta al éxito tras épocas cercanas a la quiebra, y además una sorpresa por su resultado teniendo en cuenta que el género que la engloba era el terror, algo que en esa época no vendía tanto. 

Y la realización de este film tuvo una particularidad que no muchos conocen. Resulta que la propuesta visual de Coppola era bastante exigente, por lo que se le propuso realizarlos con CGI, o sea, imágenes creadas por computadora. Ante la negativa del director, el equipo de efectos visuales le dijo que era imposible realizarlo de otra manera, y Francis no tuvo reparos en despedir al equipo y llevar a cabo la película de la manera que quería. 

Más allá de cómo pueda considerarse la forma en la que actuó, lo cierto es que el resultado fue más que satisfactorio. La película fue un éxito absoluto, con imágenes absolutamente hermosas e impactantes. El director supo mantener sus ideales, respetar lo artesanal y “real” del cine, sin por eso perder calidad ni éxito. ¿Un buen augurio para el futuro?

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