La ira de Dios: un thriller con poco vuelo y filmado en piloto automático

Este miércoles 15 de junio llegó a Netflix la película argentina "La ira de Dios", un thriller psicológico protagonizado por Diego Peretti, Juan Minujín y Macarena Achaga que queda muy lejos de cumplir con las expectativas de los amantes del género.

La película, que es la adaptación de la exitosa novela "La muerte lenta de Luciana B." de Guillermo Martínez, parece haberse filmado en piloto automático, avanzando por los distintos giros de la trama sin ningún tipo de emoción o suspenso. Las tragedias se suceden y se acumulan en "La ira de Dios", pero ninguna parece realmente importar mientras la historia se arrastra hacia su previsible final.

Las actuaciones de la película tampoco se lucen en lo más mínimo. Diego Peretti parece estar haciendo el mismo papel que hizo en "Ecos de un crimen" y "El Reino", mientras que Juan Minujín intenta elevar su poco desarrollado personaje.

En tanto Macarena Achaga (conocida por interpretar a la hija de Luis Miguel en la serie del cantante) merece un párrafo aparte a raíz de que el protagónico le queda bastante grande en este momento de su carrera. La joven actriz tiene futuro, pero no logra dotar a su personaje de todas las emociones que atraviesa a lo largo de la historia. Luciana -el personaje interpretado por Achaga- reacciona siempre de la misma manera, ya sea frente al acoso de su jefe o ante la peor de las tragedias.

El apartado técnico del filme es lo más destacable, con un despliegue visual muy interesante, sobre todo en las escenas filmadas en el imponente edificio de la librería El Ateneo, ubicado sobre la avenida Santa Fe de la Ciudad de Buenos Aires, donde solía estar el cine Grand Splendid.

El director de la película, Sebastián Schindel, parece sentirse cómodo filmando este tipo de thrillers psicológicos, pero "La ira de Dios" no es tan efectiva como "Crímenes de familia" o "El patrón, radiografía de un crimen", sus dos mejores películas, y se acerca más a "El hijo", aquel thriller fallido protagonizado por Joaquín Furriel y Martina Gusman.

En sus 98 minutos de metraje, "La ira de Dios" arrastra al espectador de la mano hacia su previsible final con una frialdad sorprendente y decepciona a los fanáticos del género que aguardaban personajes mejor desarrollados para que las tragedias que se acumulan y motorizan la historia generen un mínimo de interés o sorpresa.

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