Cinco escenas icónicas del cine que fueron improvisadas

Cinco escenas icónicas del cine que fueron improvisadas

Por la historia del cine han pasado decenas de películas que han pasado a convertirse en clásicos. De esta manera, hay escenas que hasta el día de hoy siguen siendo recordadas por los fanáticos. Pero ¿sabías que algunas de las más famosas fueron improvisadas? ¡Mira cuáles son!

Victoria Muzio

Victoria Muzio

Cuando pensamos en películas famosas de la historia del cine, fácilmente se nos vienen a la cabeza algunos títulos que resultan indispensables para cualquier amante del séptimo arte: El padrino, Lo que el viento se llevó, Casablanca y Star Wars son pocos de los cientos de ejemplos que podríamos mencionar.

Muchas de estas películas causaron una gran revolución en el cine, no solo por las innovaciones que trajeron para sus respectivas épocas, sino también por sus historias, personajes, directores e intérpretes, entre otros. Y todos estos filmes fueron tan aplaudidos en su momento, que muchas de sus escenas pasaron a la historia.

Lo cierto es que el impacto que puede causar una escena en una película es muy importante, pues incluso escenas que no estaban planeadas terminaron pasando a la historia. Tal vez muchos no lo sepan, pero algunas de las secuencias más memorables del cine surgieron de pura casualidad o gracias a la improvisación de sus actores, y hoy repasamos algunas de las más famosas.

La princesa que quería vivir marcó el debut de Audrey Hepburn en el cine. Foto: Paramount Pictures

La princesa que quería vivir (1953)

Este clásico, conocido en inglés como Roman Holiday, contó con el protagonismo de Audrey Hepburn y Gregory Peck y la dirección del gran William Wyler. La historia seguía a la princesa Ann (Hepburn) quien, abrumada por sus deberes en la realeza, decide escapar una noche peor termina quedándose dormida a causa de una pastilla recetada. Es ahí cuando es rescatada por el reportero Joe Bradley (Peck), quien al enterarse de su identidad, se propone a conseguir una entrevista con ella, pero no contaba con enamorarse.

La princesa que quería vivir es considerada una de las comedias románticas más importantes de la historia del cine y entre algunas de las famosas escenas, podemos destacar aquella en la que los protagonistas visitan la Bocca della Verità (Boca de la verdad). Allí, el personaje de Gregory Peck introduce su mano y finge que la piedra se come su mano. Este momento, fue improvisado por el actor, y muchos recordarán el susto que se pega Audrey Hepburn, el cual fue genuino, pues ella no sabía que el actor iba a hacer eso. La escena quedó grabada y al director le encantó, pasando a formar parte del corte final y convirtiéndose en uno de los momentos más famosos del filme.

Taxi Driver (1976)

Este clásico de Martin Scorsese y Robert De Niro también contó con una escena improvisada, y que curiosamente, es también muy recordada por el público. Recordemos que la historia sigue a un veterano de Vietnam que padece de insomnio y por ello, comienza a trabajar como taxista nocturno, adentrándose en un camino de violencia.

En Taxi Driver, Robert De Niro ofrece una de las mejores actuaciones de su carrera, y uno de los momentos más icónicos de la película es cuando su personaje, Travis Bickle, se está mirando al espejo y practicando sus movimientos con el arma y comienza a repetir la famosa frase: “¿Me estás hablando a mí?”. Pues, estas palabras no estaban incluídas en el guión y fueron obra de De Niro.

La famosa frase que improvisó Robert De Niro. Foto: Columbia Pictures

Mujer Bonita (1990)

Esto tal vez no sea una sorpresa para todo el mundo, pero siempre es bueno recordarlo. Mujer Bonita es el ejemplo perfecto de otra comedia romántica que ha pasado a la historia, y todo fue gracias a la increíble química que existía entre Richard Gere y Julia Roberts, quienes interpretan a un empresario y una prostituta que pasan una semana juntos mientras ella finge ser su pareja.

Lo cierto es que la película cuenta con varias escenas improvisadas, pero una de las más populares es la que ocurre momentos previos a que Vivian y Edward acuden a la ópera. Allí, el empresario le muestra un bellísimo collar al personaje de Julia Roberts, y es en el momento que ella va a tocarlo que él lo cierra de golpe, causando una sorpresa genuina en la actriz, quien se ríe. Esta divertida secuencia, que comenzó como una broma de Gere, terminó formando parte de la película y convirtiéndose en uno de los momentos más recordados.

La divertida escena improvisada de Mujer Bonita. Foto:Touchstone Pictures

Cara de guerra (1987)

Una de las películas de guerra más importantes del cine y obra del gran Stanley Kubrick, sigue a un grupo de infantes del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, quienes reciben un duro entrenamiento del salvaje y abusivo sargento Hartman (R. Lee Ermey) en el contexto de la guerra de Vietnam. 

La película se caracteriza por demostrar el salvajismo y humanidad que surgen en el contexto de la guerra, pero lo que mayor impacto causa es el trato del sargento Hartman a los soldados, a quienes grita y denigra constantemente. Una de las escenas más famosas es cuando el sargento le grita a los infantes por un total de cuatro minutos, y para sorpresa de muchos, el extenso monólogo fue improvisado por R. Lee Ermey, pues Kubrick solo le había dado algunas notas e indicaciones, pero casi todas las palabras salieron de su propia imaginación, pasando a la historia.

El padrino (1972)

No podemos negar que El padrino es un clásico del cine, y probablemente la película más importante dentro de la filmografía de Francis Ford Coppola. La misma se basaba en la novela de Mario Puzo que narraba la historia de la familia Corleone, la cual se posiciona como una de las familias líderes dentro del mundo de la mafia ítalo-americana. 

La película contó con un elenco estelar, entre quienes se destacaba Marlon Brando como el patriarca de la familia. Y uno de los momentos más icónicos de la película (y de la historia del cine) se da al comienzo de la cinta, donde el personaje de Brando comienza a recibir y atender a diferentes personas durante la boda de su hija, todo mientras acaricia un pequeño gato en su falda. Curiosamente, el felino no formaba parte del guión, y Marlon Brando lo cogió cuando este pasaba caminando por el set, sentándolo en su regazo y acariciándolo mientras rodaba una de las escenas más famosas de la historia.

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