El explosivo western tailandés que pocos conocen, pero todo fanático del género debería ver

No cabe duda de que algunas de las mejores y más apreciadas películas del siglo proceden de Asia. Con el anime como fenómeno cultural en Occidente y películas como Parásitos, de Bong Joon Ho, nominadas y galardonadas con numerosos premios de prestigio, es innegable la calidad y la influencia que estas obras han tenido en el cine moderno. 

Cuando los aficionados al séptimo arte piensan en el western, lo más probable es que lo primero que les venga a la mente sean producciones americanas como Tombstone o incluso spaghetti westerns como Érase una vez en el Oeste. Sin embargo, lo que quizá no sepan es que Tailandia está detrás de una de las mejores películas del género de las últimas tres décadas, y del que seguramente no hayan oído hablar nunca.

Wisit Sasanatieng, guionista y director, tiene influencias evidentes del western clásico, pero Las lágrimas del tigre negro (Tears of the Black Tiger) no se parece en nada a las producciones de Hollywood. La película tuvo dificultades para llegar a Occidente, ya que la versión original no se estrenó hasta casi 7 años después de su estreno. Sin embargo, desde entonces se ha convertido en un clásico de culto entre los cinéfilos y los aficionados al cine asiático.

¿De qué se trata Las lágrimas del tigre negro?

En el fondo, es una historia de amor que sigue el malogrado romance de Dum, un héroe pistolero convertido en forajido involuntario, y Rumpoey, la hija de clase alta de un gobernador provincial. A pesar de sus diferencias de clase, su romance persevera mientras intentan cumplir la promesa de matrimonio que establecieron en su juventud.

Cuando Dum se ve envuelto en un tiroteo que le impide reunirse con Rumpoey en la fecha propuesta, regresa a casa y descubre que el padre de ésta la ha casado con el capitán de policía Kumjorn. Además de la conmoción que le produce esta noticia, también se enfrenta al hecho de convertirse en el objetivo tanto de su antiguo jefe de banda, como de su compañero más cercano. La historia se convierte entonces en un sangriento relato de tiroteos en el que se plantea la cuestión de si los dos amantes acabarán juntos de verdad.

A diferencia de la mayoría de los westerns, Las lágrimas del tigre negro no siempre se toma en serio su premisa, creando una auténtica montaña rusa de tonos cambiantes. 

La cinta tiene una narrativa no lineal, empezando por la mitad y avanzando del pasado al presente, al tiempo que incorpora numerosos flashbacks. Los efectos visuales, la acción y la fotografía son las verdaderas estrellas del espectáculo.

Homenaje y sátira del western clásico 

Las lágrimas del tigre negro evoca todos los rasgos de un típico western, con una extraña y hermosa mezcla de tonos y estilos. Con la exagerada violencia sangrienta de una película de Quentin Tarantino, un excéntrico uso del color al estilo de Wes Anderson y el aura general de Sam Peckinpah o Sergio Leone, la cinta rinde homenaje al género en más de un sentido. 

Aunque cuenta con una historia y unas interpretaciones atractivas, es en los efectos visuales donde reside su verdadera fuerza, y la eficacia de su tono sería inexistente sin ellos. Para ser una película rodada y estrenada a principios de la década de 2000, tiene todo el encanto visual retro de un western clásico que podría convencer a cualquier espectador casual de que es producto de una década completamente diferente.

Con colores pasteles románticos y brillantes que contrarrestan la sangrienta violencia exagerada, junto con un filtro rústico de grano de película, la cinematografía propuesta es una fiesta caleidoscópica para los ojos. 

Las lágrimas del tigre negro cuenta con un sólido porcentaje del 75% de aprobación en Rotten Tomatoes, mientras que su puntuación en IMDb es del 6.9/10. Sin dudas es una película que todo fanático del western disfrutará.