El clásico del cine que fue un infierno filmar y hasta el presidente tuvo que intervenir

El cine clásico estuvo marcado por películas inolvidables, y entre ellas se destaca este filme que, si bien pasó a la historia, fue un infierno de filmar, al punto de que el Presidente de los Estados Unidos tuvo que intervenir. ¡Enterate de todos los detalles!
Kirk Douglas protagonizó este clásico del cine bélico
Kirk Douglas protagonizó este clásico del cine bélico Foto: Universal Studios

Si hay una época que marcó un antes y después en la industria cinematográfica fue la del cine clásico, pues algunas de las películas más importantes de la historia tuvieron su estreno durante estas fechas. Además, algunos de los directores e intérpretes más influyentes surgieron en este periodo, estableciendo criterios que hasta el día de hoy siguen vigentes. 

Y si tenemos que mencionar películas sumamente influyentes del cine clásico, definitivamente debemos tomarnos un momento para hablar de Espartaco (Spartacus), la épica película bélica de 1960 dirigida por el gran Stanley Kubrick y protagonizada por el mítico Kirk Douglas, quien se ubicó en el rol titular.

Mira el tráiler de Espartaco:

Basada en la novela homónima de 1951 escrita por Howard Fast, la trama nos traslada al año 75 antes de Cristo, donde el esclavo Espartaco es vendido a una escuela de gladiadores, donde es forzado a participar de combates para el mero entretenimiento de los romanos. Sin embargo, pronto Espartaco termina revelándose y liderando una rebelión contra la tiranía.

Al día de hoy, Espartaco es recordada como una de las películas más importantes del cine clásico, así como uno de los roles más icónicos dentro de la carrera de Kirk Douglas. Recibió seis nominaciones a los Premios Oscar, de las cuales ganó cuatro a Mejor actor de reparto para Peter Ustinov, Mejor diseño de producción a color, Mejor fotografía a color y Mejor vestuario a color. 

Espartaco, la icónica película bélica que fue imposible de filmar. Foto: Universal Studios

Sin embargo, lo que pocos saben es que detrás de aquel éxito de la pantalla grande, se escondió uno de los rodajes más problemáticos de la historia, el cual llevó a que sus protagonistas odiaran formar parte de la cinta y provocando que incluso el Presidente de los Estados Unidos se involucrara en el drama.

En aquel entonces, las películas bélicas e históricas eran muy populares, y luego de que Kirk Douglas no tuviera éxito en conseguir el rol protagónico de Ben-Hur (el cual cayó en manos de Charlton Heston), decidió por su cuenta comprar los derechos de la novela Espartaco de Howard Fast. 

Universal Studios se colocó detrás de la producción, a la cual se le asignó un presupuesto de $5 millones de dólares. A su vez, se le asignó la dirección a Anthony Mann, quien al poco tiempo terminó siendo despedido por el propio Douglas debido a la mala relación que existía entre ambos. Fue entonces cuando Stanley Kubrick asumió la dirección.

Kirk Douglas y Stanley Kubrick en el set de Espartaco. Foto: IMDb

Si la relación entre Douglas y Mann fue mala, la de Kubrick con el actor fue mucho peor. Las discusiones eran algo constante, al punto de que el intérprete le arrojó una silla al cineasta. El resto de los actores tampoco estaban a gusto, y Laurence Olivier y Charles Laughton tuvieron una pésima relación. Este último, a su vez tuvo varias pelelas con Kirk Douglas y en una ocasión amenazó con demandarlo. Tony Curtis, buscó todas las formas de deshacerse de su contrato y renunciar a la película, pero nunca lo logró.

A su vez, Espartaco no simpatizaba entre el resto de las estrellas de Hollywood. El guion de la cinta cayó en manos de Dalton Trumbo, un guionista que había sido acusado de comunista en la industria, y por ende, los estudios le habían dado la espalda. El mismísimo John Wayne acusó a la película de ser una “propaganda marxista” y esto causó protestas e intentos de sabotaje hacia la película de parte de la Legión estadounidense.

Muchas personas intentaron sabotear la película. Foto: Universal Studios

Las protestas contra la película eran cada vez más grandes, y no fue hasta que el recién electo Presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, intervino, que las aguas se calmaron. El mandatario se encargó de expresar al público su aprobación de la cinta, y eso fue suficiente para que las quejas cesaran. 

Gracias a las palabras del presidente, Espartaco comenzó a tener un buen desempeño en taquilla, al punto de que se convirtió en todo un éxito. Sin embargo, eso no fue suficiente como para cubrir el desastre que fue aquella filmación: el presupuesto inicial de $5 millones terminó siendo superado y se llegaron a invertir $12 millones, un valor que Universal Studios en aquel entonces no valía.

Los actores de la película odiaron formar parte de ella. Foto: Universal Studios

Como si todo esto fuera poco, la mala relación entre sus involucrados perduró en el tiempo. Tanto Stanley Kubrick como Kirk Douglas terminaron acudiendo a terapia debido a la intensidad de sus peleas, y el actor juró nunca más volver a trabajar con el cineasta. Aún así, la cinta es recordada como uno de los más grandes clásicos del cine, y dio pie a una de las frases más memorables de la pantalla: el grito al aire de Kirk Douglas “¡Yo soy Espartaco!”.