La razón por la que Robert Redford no quería actuar junto a Barbra Streisand en el clásico The Way We Were

En 1973, Robert Redford y Barbra Streisand protagonizaron un drama romántico que terminó por convertirse en un clásico del cine. Los actores se pusieron bajo las órdenes de Sydney Pollack para la película The Way We Were, también conocida como Nuestros años felices o Tal como éramos.
La película sigue la relación entre Katie Morosky y Hubbell Gardiner a lo largo de un par de décadas. Ella es una activista política apasionada y judía, mientras que él es un apuesto escritor y marinero apolítico. Ambos se conocen mientras acuden a la universidad, pero sus diferencias ideológicas y de personalidad pronto se convierten en un desafío para su relación, que tendrá buenos y malos momentos.
Al momento de su estreno, The Way We Were se convirtió en todo un éxito comercial y crítico. Sin embargo, detrás de las cámaras, la producción no estuvo exenta de tensiones y desafíos. Además de las dificultades que experimentaron con el guion, el que necesitó múltiples reescrituras. También hubo algún que otro roce entre sus protagonistas, ya que al comienzo de la producción Redford expresó sus reservas sobre trabajar con Streisand debido a su reputación de ser "controladora" en el set.
Tráiler oficial de The Way We Were:
Según el libro "The Way They Were: How Epic Battles and Bruised Egos Brought a Classic Hollywood Love Story to the Screen" de Robert Hofler, el actor le había dicho a Pollack que Streisand nunca había sido probada en un papel dramático de esta magnitud y que temía que ella intentara dirigir la película por sí misma.
"Su reputación es la de una persona muy controladora. Ella se dirigirá a sí misma. No funcionará", expresó Redford.
Pollack, quien falleció en 2008, fue persistente en su decisión de tener a Redford en el papel principal, a pesar de la presión del estudio y del productor Ray Stark, que querían a Ryan O'Neal. Sin embargo, este se encontraba en una relación con Streisand que, según se dijo, estaba cerca de acabarse.
El director estaba convencido que sólo Redford podía estar a la altura de Streisand en la pantalla, dado su inmenso talento y presencia. "Barbra nunca había trabajado con un hombre líder realmente fuerte", dijo Pollack. "Ella tiene una tendencia a apoderarse de una película, simplemente por el tamaño de su talento y su presencia más grande que la vida".
Redford también tenía preocupaciones sobre el enfoque musical de Streisand, conocida por su carrera como cantante y ganadora del Oscar por Funny Girl. "Ella no va a cantar, ¿verdad?", preguntó Redford. "No quiero que cante en medio de la película". Esta preocupación reflejaba la incertidumbre sobre si Streisand podría ser tomada en serio como actriz dramática en una película que no dependiera de sus habilidades musicales.
A pesar de las dudas iniciales, Streisand y Pollack estaban determinados a convencer a Redford para que aceptara el papel. El cineasta explicó que Redford tenía una capacidad única para mantener su posición en la actuación, lo que sería crucial para equilibrar la poderosa presencia de Streisand.
"En la actuación, tienes que sentir que hay una reserva en alguna parte, que estás viendo la punta del iceberg", dijo Pollack. "Redford te hace venir a él como intérprete. Mantiene su terreno, y o entras en su territorio o no lo entiendes. Punto. No te cortejará".
Pollack pasó ocho meses convenciendo a Redford para que aceptara el papel, y no estaba dispuesto a dirigir la película si O'Neal era el elegido. Streisand también insistió en que Redford era el único adecuado para el papel. "Ray Stark parecía pensar que cualquier actor rubio serviría, pero yo no renunciaría a Redford", dijo Streisand. "En esos días, yo quería ser actriz, no cantante".
La tensión entre Redford y Streisand continuó durante la producción. Redford, para las escenas de amor, usó "dos soportes atléticos" para mantener distancia física con Streisand, quien tenía una reputación de involucrarse románticamente con sus coprotagonistas.
El éxito de The Way We Were generó rumores sobre una posible secuela, con la perspectiva de que tanto Redford como Streisand recibirían $8 millones de dólares por la segunda parte. No obstante, la continuación nunca se concretó debido a las idas y vueltas entre el guionista original y la propia Streisand, quien pretendía dirigir y producir la secuela, que finalmente nunca llegó a concretarse.