Julia Roberts estuvo a punto de protagonizar esta comedia romántica ganadora del Oscar
La querida actriz podría haber tenido el papel principal de una de las mejores películas románticas de los 90, pero abandonó el set. En esta nota te contamos qué fue lo que pasó.
Shakespeare apasionado, (Shakespeare in Love) tuvo su estreno en 1998 de la mano del cineasta John Madden. Gwyneth Paltrow y Joseph Fiennes asumieron los papeles principales y la cinta se convirtió en un éxito de crítica y taquilla.
La trama narra la aventura amorosa entre Viola de Lesseps y un joven William Shakespeare durante la época en la que el dramaturgo estaba escribiendo Romeo y Julieta. Aunque los personajes están basados en personas reales, lo que se cuenta es en su mayor parte ficticio.
Shakespeare apasionado fue el film con más candidaturas en los Premios Oscar de 1998, sumando un total de trece nominaciones, de las cuales se llevó siete, entre las que destacan Mejor película y Mejor guion original. Además, obtuvo tres Globos de oro y cuatro premios BAFTA.
Aunque es difícil imaginar a otra pareja protagonista para la comedia romántica, lo cierto es que Paltrow no fue la primera opción para interpretar a Viola de Lesseps. Otra actriz de primera línea se unió a la producción y luego la abandonó, algo que le costó millones de dólares a la cinta.
¿Qué actriz estuvo a punto de protagonizar Shakespeare enamorado?
Originalmente, el proyecto se inició en 1991 con un guion de Marc Norman. Tiempo después, Tom Stoppard, dramaturgo británico, reescribió el guion, lo que atrajo a Julia Roberts a la producción.
El interés de Roberts por Shakespeare apasionado animó a Universal Pictures a invertir en la película. La actriz estaba decidida a convencer a Daniel Day-Lewis para que aceptara el papel protagonista, y le dijo a Zwick que cancelara todas las pruebas de química porque estaba segura de que aceptaría. Pero el director se negó, lo que provocó un cambio en la actitud de Roberts.
Luego de ese desencuentro, Zwick notó la falta de entusiasmo de la actriz durante la primera prueba de química con el actor Ralph Fiennes.
“Incluso cuando Ralph hacía todo lo posible por provocar la famosa sonrisa, Julia apenas le reconocía. No estoy sugiriendo que estuviera saboteando deliberadamente, pero fue un desastre en cualquier caso. Intenté llamar la atención de Ralph para disculparme mientras se marchaba, pero no pudo salir de allí lo bastante rápido. Cuando se fue, me volví hacia Julia, esperando su reacción. Sólo dijo: 'No tiene gracia'”, contó el cineasta.
“El resto de ese día y todos los días de la semana siguiente fueron igual de mal. Ya no tengo mis listas de reparto, pero entre los jóvenes actores aún por descubrir, recuerdo: Hugh Grant, Rupert Graves, Colin Firth, Sean Bean, Jeremy Northam. Julia encontró defectos en todos ellos: uno era rígido, otro no era romántico, etcétera”.
“La mañana de la prueba [con Paul McGann], Julia salió de maquillaje, radiante y vestida de época. Pero cuando empezó a pronunciar las palabras, algo iba mal. No había magia. El problema no era el guion. Ni Paul McGann. Era Julia. Desde el momento en que empezó a hablar estaba claro que no había trabajado el acento”.
“Al notar la incomodidad de Julia, intenté animarla, pero debió de intuir mi malestar y cometí el trágico error de subestimar su inseguridad. Recién catapultada a las vertiginosas alturas de la cadena alimenticia de Hollywood, debía de estar aterrorizada ante la posibilidad de fracasar. Pero nunca conseguiría convencerla. A la mañana siguiente, cuando llamé a su habitación, me dijeron que se había ido”, detalló Zwick.
Si bien la experiencia con la actriz no fue del todo grata, el director ha dicho que no le guarda rencor. “Nunca he vuelto a hablar con Julia. En cambio, he observado desde lejos cómo su trabajo crecía en profundidad y estatura. No le guardo rencor. Era una joven asustada de 24 años. Yo no era mucho mayor, tratando de actuar como un adulto mientras veía derrumbarse el Globe Theatre. Y con él mis sueños de grandeza”.
Como consecuencia de la marcha de Roberts sólo seis semanas antes de que comenzara el rodaje, el proyecto se vino abajo. Después de que Zwick ofreciera el guion a otros estudios, Miramax aceptó finalmente producir la película, pero en su lugar contrató a Madden como director.
Sin embargo, para Gwyneth Paltrow las cosas salieron más que bien. Dado que la actriz aún no era una figura reconocida, daba a su personaje un cierto nivel de anonimato y lo hacía más creíble. Además, fue gracias a Shakespeare apasionado que logró consolidar su carrera, ganando el Oscar a Mejor actriz por su interpretación de Viola.