La casa de Mi pobre angelito está constantemente vigilada: ¿cuál es la razón?

La casa de Mi pobre angelito está constantemente vigilada: ¿cuál es la razón?

La casa de Mi pobre angelito nunca está sola, ¡y no precisamente por los ladrones!

Martina Ruffo Vicino

En Mi pobre angelito, Kevin McCallister vive una de las experiencias más épicas de su vida: quedarse solo en casa, sin la supervisión de sus padres, quienes se olvidan de él al irse de vacaciones. Pero en la vida real, la realidad es que la casa que aparece en la película nunca está sola. 

La casa, ubicada en Winnetka, Illinois, se convirtió en un ícono navideño gracias a la película de 1990 y desde entonces ha estado bajo vigilancia constante durante más de 30 años. Cada diciembre, miles de turistas llegan desde todas partes del mundo para tomarse fotos frente a su fachada de ladrillos rojos y revivir el espíritu navideño de la película. Sin embargo, con tantas visitas, el vecindario se ve afectado por el tráfico y el ruido.

La película se grabó en Illinois. Foto: 20th Century Fox

¿A qué se debe el monitoreo constante?

Desde hace tres décadas, la policía de Winnetka implementa un operativo de vigilancia especial, que incluye patrullas estacionadas y monitoreo durante todo el año pero especialmente durante toda la temporada navideña. El objetivo no es solo evitar cualquier tipo de incidente, sino también asegurar que la tranquilidad del vecindario se mantenga intacta mientras los turistas disfrutan del lugar. 

El subdirector del Departamento de Policía de Winnetka, Dylan Majcher, mencionó que, a pesar de la multitud, hasta ahora no ha habido mayores problemas. Las autoridades siguen apostando por una presencia policial constante para controlar el flujo de turistas y evitar inconvenientes en las calles cercanas. Es una fórmula que parece funcionar bien: seguridad, orden y algo de paciencia.

Según la policía de Winnetka, la la presencia policial aumenta cada año. Foto: TMZ

Los dueños de la casa, tanto los actuales como los anteriores, son los principales beneficiados por la medida. Aunque vivir en una casa tan famosa no es fácil, la vigilancia constante les permite disfrutar de la fama sin sufrir las consecuencias de tener una multitud de turistas constantemente a las puertas de su hogar.

Así que, aunque en Mi pobre angelito la casa está desprotegida, en la vida real, la residencia de Kevin McCallister está todo lo contrario: siempre bajo la mirada atenta de la policía, para garantizar que la magia de la película continúe intacta para todos los que se acerquen a revivirla.

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