Cinco películas sobre personajes que llevan sus obsesiones a un lugar peligroso
El cine ha demostrado una y otra vez que la obsesión puede ser tanto un motor como una condena. Estas son películas que toman este sentimiento para crear atrapantes historias.
Hay un sentimiento que es intrínsecamente humano: la obsesión. En su justa medida, puede ser el motor que impulsa a las personas a perfeccionarse, a perseguir sus sueños y a no rendirse ante la adversidad. Pero, cuando se descontrola, la obsesión deja de ser un impulso para convertirse en una trampa de la que es difícil escapar.
El problema surge cuando este sentimiento se convierte en un todo que nubla nuestra razón y afecta nuestra percepción de la realidad. Deja de ser un anhelo para transformarse en una compulsión, una fuerza que nos empuja al límite sin medir las consecuencias. Es entonces cuando la obsesión se vuelve destructiva, arrastrando a quienes la padecen y a quienes los rodean hacia terrenos peligrosos.
El cine ha explorado este fenómeno en múltiples ocasiones, retratando a personajes atrapados en sus propias fijaciones, ya sea por el éxito, el amor, la fama o el reconocimiento. Estas son cinco películas que han logrado retratar con maestría esta peligrosa obsesión.
Nightcrawler (2014)

Lou Bloom, interpretado magistralmente por Jake Gyllenhaal, es un hombre sin escrúpulos cuya obsesión por el éxito lo lleva a sumergirse en el mundo del periodismo sensacionalista. Con una cámara en mano, recorre las calles de Los Ángeles en busca de escenas de crimen y accidentes, dispuesto a hacer lo que sea necesario para capturar imágenes impactantes. Su falta de empatía y su ambición desmedida lo convierten en un personaje inquietante, reflejando hasta dónde puede llegar alguien cegado por la obsesión de triunfar a cualquier costo.
Whiplash (2014)

La obsesión por la excelencia y la perfección es el eje de esta película de Damien Chazelle. Andrew Neiman (Miles Teller) es un joven baterista con el sueño de convertirse en uno de los mejores músicos de su generación. Su mentor, el implacable Terence Fletcher (J.K. Simmons), lo empuja más allá de sus límites con métodos crueles y despiadados. En esta batalla psicológica, la obsesión de Andrew por alcanzar la grandeza lo lleva a sacrificar todo, desde su salud mental hasta sus relaciones personales, en un espiral donde el éxito y la destrucción parecen ser caras de la misma moneda.
Todo por un sueño (1995)

Nicole Kidman brilló como nunca en el papel de Suzanne Stone, una mujer cuya obsesión por la fama la lleva a cometer actos impensables. Convencida de que su destino es ser una estrella de la televisión, Suzanne manipula, engaña y utiliza a quienes la rodean con tal de alcanzar su objetivo. Bajo la dirección de Gus Van Sant, la película expone la frialdad y la determinación de una persona que no concibe la vida sin reconocimiento, mostrando cómo la obsesión por la popularidad puede convertir a alguien en una verdadera amenaza.
El rey de la comedia (1982)

Dirigida por Martin Scorsese, esta película presenta a Rupert Pupkin (Robert De Niro), un aspirante a comediante cuya obsesión por la fama lo lleva a cruzar límites insospechados. A pesar de su falta de talento, Rupert se convence de que está destinado al estrellato y hará todo lo posible por alcanzar su meta, incluso si eso significa secuestrar a su ídolo. Con una mezcla de comedia y tragedia, el filme explora el peligro de vivir en una ilusión creada por la propia obsesión y el impacto de la desesperación por ser reconocido.
Atracción fatal (1987)

El amor no correspondido es el centro de esta historia de obsesión descontrolada. Dan Gallagher (Michael Douglas) comete el error de tener una aventura con Alex Forrest (Glenn Close), sin imaginar que ella se convertirá en una pesadilla en su vida. La obsesión de Alex por mantener la relación la lleva a actos cada vez más extremos, desencadenando una espiral de acoso y violencia. La película no solo se convirtió en un clásico del thriller psicológico, sino que también dejó una marca en la cultura popular con su retrato de una obsesión amorosa que roza la locura.