Estas son grandes óperas primas del cine que aún siguen brillando como el primer día
Cada una de estas películas demuestra que el primer paso en el cine puede ser un golpe de autoridad. Estos son cinco directores que brillaron desde su primera obra.
El término "ópera prima" viene del latín y significa "primera obra". En el cine, se usa para hablar del debut de un director en el largometraje, su carta de presentación ante el público. No es solo un primer intento sino una declaración de intenciones, el inicio de un estilo y una visión personal.
Para algunos directores su ópera prima es apenas el comienzo de su evolución artística. Pero hay quienes que, con su primera película, logran impactar de inmediato y pasar a la historia en ese primer intento.
A lo largo de la historia, varias óperas primas han sorprendido por su solidez y creatividad. Aquí van cinco que se destacan:
Tesis (1996) - Alejandro Amenábar

El debut de Alejandro Amenábar en el cine español es un thriller psicológico inquietante que mantiene al espectador en tensión constante. Tesis sigue a Ángela, una estudiante de cine que investiga el fenómeno del snuff y termina envuelta en una trama oscura y peligrosa. Esta película brilló porque logro armarse con una habilidad especial para generar suspenso sin recurrir a lo obvio. Además el director su dar un inteligente uso del sonido y la construcción de una atmósfera asfixiante, que sigue atrapando a quienes la ven por primera vez.
Las vírgenes suicidas (1999) - Sofia Coppola

Sofia Coppola debutó con una película que captura con una sensibilidad única la fragilidad y el misterio de la adolescencia y el ser mujer, algo que seguiremos viendo en el futuro. Las vírgenes suicidas cuenta la historia de cinco hermanas que viven bajo la estricta vigilancia de sus padres y cuyo destino se convierte en una obsesión para los chicos del barrio. Esta película brilló por su atmósfera melancólica, su estética etérea y la forma en que transmite emociones con imágenes y música, consolidando así desde el principio el sello ya tan distintivo de Coppola.
El ciudadano Kane (1941) - Orson Welles

Considerada una de las mejores películas de todos los tiempos, El ciudadano Kane no solo es un gran debut, sino una revolución en la forma de hacer cine. Orson Welles construyó una historia intrigante sobre la vida de un magnate de los medios a través de distintos puntos de vista, innovando en el uso de la profundidad de campo, la iluminación y la estructura narrativa. Lo sorprendente es que, a pesar de haberse estrenado hace más de 80 años, sigue sintiéndose moderna e influyente.
Los cuatrocientos golpes (1959) - François Truffaut

El primer largometraje de François Truffaut es un retrato honesto y conmovedor de la infancia. Los cuatrocientos golpes sigue a Antoine Doinel, un niño que enfrenta el abandono y la indiferencia de los adultos mientras intenta encontrar su lugar en el mundo. El director logró crear una obra que se destaca por su naturalidad, su mirada íntima y su capacidad para conectar con cualquiera que haya sentido alguna vez que no encajaba. Fue una de las películas que definió la Nouvelle Vague y sigue conmoviendo a generaciones.
La ciénaga (2001) - Lucrecia Martel

El debut de Lucrecia Martel marcó un antes y un después en el cine latinoamericano. La ciénaga muestra la decadencia de una familia en un verano sofocante en el norte argentino, con un realismo que atrapa y una tensión latente en cada escena. Su mayor fortaleza radica en su forma de narrar a través de los detalles, los diálogos fragmentados y los sonidos del ambiente. En su primera cinta, Lucrecia reveló una experiencia sensorial que nos sumerge en un mundo tan incómodo como fascinante.