Gene Hackman se unió a Richard Gere y Denzel Washington en este despiadado drama político de los 80
En este intenso thriller ambientado en los años 80, tres titanes de Hollywood protagonizan una historia de corrupción, poder y traiciones en las altas esferas del gobierno. Con un guion afilado y actuaciones memorables, la película se consolidó como un referente del cine político de la época.
No es ningún secreto que la política es un juego, pero El precio del poder lo lleva al extremo y lo convierte en un deporte de contacto. No es la típica historia sobre políticos; va más allá y se centra en las personas que los crean, los destruyen y convierten sus defectos en votos.
En el centro de esta narrativa está Richard Gere, quien interpreta a Pete St. John, un consultor de campañas con un don para la palabra y la habilidad de vender a cualquier candidato. Pero pronto demuestra que, cuando pasas tus días manejando los hilos del poder por dinero, el juego puede volverse turbio rápidamente.
Con el fallecido Gene Hackman, quien murió el 26 de febrero, en el papel de Wilfred Buckley y Denzel Washington como Arnold Billings, la historia se convierte en un caos en el mejor sentido posible. Dirigida por Sidney Lumet, El precio del poder explora el mundo de la manipulación política. En este ámbito, la verdad es solo otra estrategia de marketing y lo único que importa es la percepción.
Mucho antes de que las redes sociales convirtieran las elecciones en reality shows, esta película ya mostraba todo el manual de juego. La revelación: las campañas se ganan en habitaciones privadas, no en las urnas, y los verdaderos jugadores de poder son completamente anónimos.
Aguda, elegante y repleta de interpretaciones de peso, esta cinta nos recuerda que la política nunca se trata de elegir al mejor líder; al final del día, gana quien tenga el mejor discurso de venta. Sin embargo, en un negocio donde el engaño es el rey, ni siquiera quienes están en control están a salvo de las consecuencias.
El precio del poder expuso el lado oscuro de la política

Si algo es seguro, es que la política no ha cambiado mucho; la gente simplemente ha aprendido a esconder mejor los hilos. Tal vez por eso ver El precio del poder hoy en día se siente menos como un viaje al pasado y más como algo inquietantemente actual. En esencia, refleja un mundo donde los estrategas de campaña siguen teniendo la mayor parte del control.
Más allá de ser los protagonistas, Richard Gere, Gene Hackman y Denzel Washington encarnan tres enfoques distintos de la ambición. Primero, Pete St. John (Gere) es un consultor de campaña astuto y persuasivo que actúa como un creador de reyes. No le importan las ideologías; lo único que le interesa son los resultados. Su mayor talento es moldear candidatos como si fueran arcilla, y mientras el dinero siga llegando, está dispuesto a hacer lo que sea necesario.
Sin embargo, su influencia se ve amenazada por Wilfred Buckley, el personaje de Hackman. Buckley es un estratega de la vieja escuela que comprende una verdad simple: el verdadero poder no radica en controlar la campaña, sino en influir en los acontecimientos después de la elección. El actor aborda el papel con una sutileza calculada y una energía sarcástica, creando un personaje ferozmente inteligente y extrañamente familiar.
Y no hay que olvidar a Denzel Washington, quien en ese momento estaba en las primeras etapas de su carrera, pero ya se robaba la atención. En la película, interpreta a Arnold Billings, un experto en relaciones públicas y el único personaje que no se deja engañar por las apariencias. Su presencia eleva la tensión para Pete y, en el proceso, plantea la gran pregunta: ¿qué pasa cuando dos titanes del poder se enfrentan detrás de escena?
En definitiva, El precio del poder no es solo otra película sobre elecciones; va más allá y muestra a quienes mueven los hilos. Con estos tres titanes en conflicto, el filme convierte la política en un juego donde ganar no es suficiente… alguien tiene que perder.
El precio del poder se encuentra disponible para ver en streaming en Apple TV+.