Cinco películas para ver el mundo a través de los ojos de Agnès Varda en el día de su cumpleaños
Celebramos la obra de Agnès Varda, la voz femenina imprescindible de la Nouvelle Vague, a través de cinco películas que brillan de su filmografía.

La directora cumpliaría 97 años.
ShutterstockHay nombres que no necesitan presentación, como si bastara con pronunciarlo para que se abran ventanas, se enciendan cámaras y alguien empiece a mirar la realidad de forma distinta. Agnès Varda. Un metro cincuenta de altura, pero capaz de abarcar todo el cine. Francesa hasta en el flequillo, curiosa hasta en la vejez y libre incluso en la industria más rígida. No imitó a nadie. Nadie pudo imitarla.
Mientras los hombres de la Nouvelle Vague jugaban a ser poetas malditos con gabardina, ella ya caminaba entre calles reales, mujeres reales, historias sin maquillaje. Tomó una cámara como quien toma la palabra: con respeto, con hambre, con rabia también. Pero sobre todo con una ternura que desarma. Agnès no filmaba para imponer una mirada, sino para multiplicarla.
En el día de su cumpleaños, la mejor manera de celebrarla es viendo algunas de sus películas más emblemáticas. Aquí, una selección esencial:
La felicidad (1965)
Colores pastel, música suave, flores en el campo. Todo parece hermoso. Pero en manos de Varda, hasta la belleza puede ser violencia. En esta historia, un hombre casado y aparentemente feliz encuentra a otra mujer, se enamora también de ella y decide continuar con ambas. Para él, todo fluye con naturalidad. Para nosotros, es una provocación sobre los límites del deseo y las ruinas del amor idealizado.
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Las playas de Agnès (2008)
¿Cómo cuenta su vida una mujer que odia las líneas rectas? Con espejos, barquitos de papel, disfraces y memorias flotando en la orilla. En este documental autobiográfico que realizó a los 80 años, Varda recorre sus recuerdos (como infancia en Bélgica, juventud en París, cine, amor, duelos) con una puesta en escena juguetona y emotiva. Más que repasar su carrera, crea una obra nueva, libre, donde ella se convierte en personaje, guía y directora a la vez.
Sin techo ni ley (Sans toit ni loi, 1985)
Ganadora del León de Oro en Venecia, esta película sigue los últimos días de una joven vagabunda llamada Mona, interpretada por Sandrine Bonnaire. A través de testimonios fragmentarios, reconstruye su historia pero partiendo desde su muerte y nos enfrenta con una figura marginal que rechaza todas las normas sociales. Un retrato duro, sincero y sin condescendencias de la libertad absoluta y sus consecuencias.
Cléo de 5 a 7 (1962)
Dos horas en la vida de una mujer que espera un diagnóstico médico. Pero en esas dos horas cabe todo: el miedo, la vanidad, el peso de ser mirada, la posibilidad de cambiar. Una de las joyas más recordadas de la Nouvelle Vague. A través de su deambular por París, Varda presentó una obra innovadora en forma y fondo.
Varda por Agnès (Varda par Agnès, 2019)
Su obra final es también su despedida. En Varda por Agnès, la cineasta reflexiona sobre su carrera, su proceso creativo y sus obsesiones temáticas. Con la lucidez y calidez de siempre, repasa décadas de cine y nos da una clase magistral y un testimonio íntimo. Verla es escuchar a una artista que no dejó de pensar, de jugar y de mirar, hasta el final.