Crítica de Homo Argentum: Guillermo Francella se multiplica en una comedia irregular sobre el "ser argentino"

Dieciséis personajes, humor irónico y un espejo del “ser argentino”: así es la nueva comedia antológica con Guillermo Francella.

homo argentum reseña

Hay algo en el ADN argentino que solo un argentino entiende. Esa picardía que nos salva en el último minuto, la capacidad de salir bien parados incluso en situaciones imposibles, y una idiosincrasia que se lleva como marca registrada, imposible de camuflar en cualquier parte del mundo.

Eso es, justamente, lo que Mariano Cohn y Gastón Duprat intentan capturar en Homo Argentum, su nueva comedia antológica escrita junto a Andrés Duprat y Horacio Convertini. Un proyecto ambicioso en el que Guillermo Francella se pone al hombro dieciséis cortometrajes y se transforma en dieciséis personajes distintos. Dsde un director de cine frustrado hasta un “arbolito” de la city porteña, un padre de clase media, un magnate excéntrico, un cura villero, un turista tras sus raíces italianas y hasta un presidente.

El formato no es sencillo. El cine ya ha demostrado que las películas fragmentadas pueden brillar o naufragar. Relatos salvajes (2014), de Damián Szifron, es el ejemplo más recordado y exitoso, ya instalado en el imaginario popular. Homo Argentum, en cambio, difícilmente alcance esa categoría, aunque sus intenciones y momentos inspirados no se pueden negar.

Aquí el humor se mueve más en clave irónica que explosiva. La película escarba en las contradicciones del "ser argentino". La doble moral de la clase media y del mundo artístico, el egoísmo cotidiano, el fanatismo futbolero, la incorrección política llevada al extremo y esa habilidad tan nuestra para "hacerse el boludo" cuando conviene. Cada corto funciona como un pequeño experimento social con el sello de Cohn y Duprat, en la línea de El ciudadano ilustre o las series El encargado, Bellas artes y Nada.

Mirá el tráiler de Homo Argentum:

Homo Argentum - Tráiler

Como en esas producciones, el filme parece apuntar a un público específico, como es la clase media alta con inclinaciones progresistas, que puede verse reflejada, y reírse, de las miserias y contradicciones que retrata. Sin embargo, también incurre en una limitación habitual del cine argentino, que es la mirada porteñocéntrica. Aunque la película se presenta como un retrato del "ser argentino", muchas veces termina siendo un retrato del "ser porteño", relegando al resto del país al rol de escenografía.

Otro detalle que no pasa desapercibido es el excesivo product placement. A lo largo de varios cortos, la presencia de marcas comerciales es constante y poco sutil, lo que a veces distrae y rompe la inmersión del espectador. En más de una oportunidad, la película nos recuerda que estamos ante un escenario publicitario disfrazado de relato, algo que resta frescura al humor y al comentario social que intentan hacer Cohn y Duprat.

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Guillermo Francella encarna a dieciséis personajes distintos en Homo Argentum.

Guillermo Francella encarna a dieciséis personajes distintos en Homo Argentum.

El resultado es irregular pero entretenido. Hay cortos que funcionan como pequeñas joyas de observación social, otros que arrancan muchas risas y algunos que dejan al espectador con la sensación de que faltó una vuelta de tuerca. La irreverencia está, el pulso crítico también, pero el conjunto no termina de consolidarse como una obra memorable.

Homo Argentum es, al final, un espejo deformante en el que algunos se verán con claridad y otros no tanto. Una comedia con destellos brillantes que confirma el talento de Guillermo Francella para mutar de personaje en personaje, pero que quizá se queda a medio camino entre el retrato profundo y el gag fugaz.