Final explicado de La hora de la desaparición, la película más inquietante del año
El director de Barbarian vuelve con Weapons o La hora de la desaparición, una historia oscura, perturbadora y abierta a múltiples interpretaciones que ya es un éxito.
La película tuvo un muy buen fin de seamana con 70 millones de dólares recaudados.
Warner Bros. PicturesEn 2022, el director Zach Cregger sorprendió a todos con Barbarian, un thriller de horror que, sin grandes campañas, se convirtió en uno de los títulos más comentados del año. Tres años después, el director y guionista regresa con Weapons o La hora de la desaparición, una propuesta que confirma que su éxito anterior no fue casualidad.
Ambientada en un pequeño pueblo de Pensilvania, la trama gira en torno a 17 niños de una misma clase que desaparecen sin dejar rastro en horas de la madrugada, a excepción de uno. No se sabe a dónde fueron, ni por qué. Rápidamente las sospechas recaen sobre Justine, la maestra del curso, interpretada por Julia Garner.
A medida que el relato avanza en capítulos, cada uno centrado en un personaje distinto, se va armando este rompecabezas plagado de misterio y desconcierto. La tensión se dispara en el penúltimo, centrado en Marcus (Benedict Wong), director de la escuela. Convencido por Justine de visitar a Alex, Marcus conoce a Gladys (Amy Madigan), una mujer que afirma ser la tía del chico. Desde su primera aparición hay algo inquietante en ella, algo que no encaja. No pasa mucho tiempo hasta que descubrimos que Gladys practica magia oscura y realiza una serie de rituales que podrían estar detrás de todo el hecho.
Un final inesperado y brutal que desafía expectativas
En el capítulo final, la historia retrocede para mostrarnos el origen de todo desde la perspectiva de Alex. Antes de las desapariciones, el niño lleva una vida tranquila junto a sus padres, hasta que su tía Gladys llega a quedarse con ellos, ya que se encuentra enferma.
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El primer día, la mujer parece una anciana frágil; al siguiente, luce rejuvenecida, mientras sus padres están en un estado de letargo absoluto. Pronto queda claro que Gladys se alimenta de la energía vital de otros para mantenerse con vida.
En uno de sus encargos más perturbadores, obliga a Alex a traer un objeto personal de cada compañero de clase. Con ellos, hipnotiza a los niños y los atrae al sótano de su casa, donde planea drenarles la energía. Así se revela el paradero de los desaparecidos.
El enfrentamiento final llega cuando Justine (Julia Garner) y Archer (Josh Brolin) irrumpen en la casa para descubrir la verdad. Allí se encuentran con Paul (Alden Ehrenreich) y James (Austin Abrams), quienes también se encuentran bajo la influencia mágica de Gladys, y quienes no tardan en atacar a los recién llegados.
Pero lo más inesperado llega cuando el pequeño Alex, quien todo este tiempo había estado observando los rituales, decide utilizarlos a su favor. De esta forma libera a sus compañeros y hace que estos persigan a la bruja en una secuencia brutal que rápidamente se sale de control. Aunque Gladys muere, los niños y sus padres quedan marcados para siempre, con secuelas que insinúan que el terror no desaparece del todo.
La hora de la desaparición, un terror que invita a pensar
Weapons es el tipo de película que no ofrece una única interpretación. Puede verse como un oscuro cuento de hadas al estilo de los Hermanos Grimm, diseñado para provocar miedo, pero también como una alegoría de cómo las comunidades enfrentan una crisis, buscando culpables y dejando que el miedo divida a sus miembros.
Algunos críticos han señalado paralelismos con problemáticas actuales, como la manipulación de los jóvenes a través de las redes sociales, mientras que otros lo ven como un comentario sobre el trauma colectivo y la imposibilidad de volver a la "normalidad" después de un evento devastador.
De hecho, el propio Cregger reveló que empezó a escribir La hora de la desaparición tras la muerte de su amigo y colega Trevor Moore. Según el director, el guion fue una forma de canalizar esas emociones intensas y darles forma a través de personajes extremos.
Incluso hay elementos, como la aparición de un rifle flotante, que ni él mismo asegura comprender del todo. Para Cregger, lo importante no siempre es entenderlo, sino dejar que provoque algo en quien lo ve, y es esa ambigüedad lo que le da a Weapons su poder.
Con esta nueva apuesta, Zach Cregger se ha convertido en una de las voces más interesantes del cine de terror actual. Como ya hizo en Barbarian, vuelve a jugar con las expectativas del público, mezclando misterio, horror puro y capas de significado que invitan al público a reflexionar.
En un panorama dominado por secuelas y fórmulas repetidas, Weapons destaca por su originalidad y su capacidad para generar conversación. Es inquietante, ambigua, perturbadora, y con giros inesperados que nadie ve venir.