James Cameron defendió uno de los finales más discutidos del cine de este 2025: "El único posible"
James Cameron defendió públicamente el cierre de Una casa de dinamita, la película de Kathryn Bigelow para Netflix que dividió al público.
James Cameron defendió la decisión de Kathryn Bigelow.
Una película puede construir tensión, ideas y personajes durante dos horas, pero un mal final tiene la capacidad de echar por tierra todo ese recorrido. El cierre no es solo una última escena: es el sentido que queda flotando cuando aparecen los créditos. Por eso, cuando una película elige incomodar en lugar de complacer, la discusión suele ser inevitable.
Eso fue exactamente lo que ocurrió con Una casa de dinamita, el thriller nuclear dirigido por Kathryn Bigelow y estrenado en Netflix. Su desenlace optó por un camino más ambiguo y las reacciones no tardaron en llegar. Y entre quienes salieron a defender esa decisión apareció una voz más que autorizada: James Cameron.
Un final que no busca espectáculo
Cameron fue tajante al referirse al desenlace del film. En diálogo con The Hollywood Reporter, aseguró que respalda por completo la decisión de Bigelow y que, en realidad, “es el único final posible”. Para explicarlo, apeló a una comparación literaria clásica: “No llegás al final de La dama o el tigre sabiendo qué hay detrás de cada puerta”.
En concreto, Una casa de dinamita se cierra en el momento más crítico, con el presidente enfrentado a una elección sin salida: dejar que el misil alcance Chicago o responder y abrir la puerta a una escalada nuclear. La cinta corta antes de revelar qué camino toma, dejando la decisión y sus consecuencias deliberadamente fuera de cuadro. La amenaza, entonces, no se resuelve, solo se desplaza pero lo importante es que el daño ya está hecho.
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Para James Cameron, el verdadero horror empieza antes
Para Cameron, el punto central no está en lo que se ve al final, sino en todo lo que ocurre desde el inicio. “Desde el minuto cero, cuando se lanza y se detecta el misil, el resultado ya es horrible. No hay un buen desenlace posible”, explicó. Según su mirada, la película pasa dos horas demostrando que, aun sin explosión, el sistema ya falló.
Ese enfoque conecta directamente con una preocupación que el director viene repitiendo hace años: la normalización de las armas nucleares. “No podemos aceptar la existencia de estas armas”, sostuvo, y recordó que todo el sistema se apoya en una sola figura con poder absoluto: el presidente de Estados Unidos, la única persona autorizada a lanzar un ataque nuclear. “La vida de todos gira alrededor de esa persona. Así es el mundo en el que vivimos”, remarcó.
El final de Una casa de dinamita también fue polémico por su estructura. La historia se desarrolla con una cuenta regresiva casi en tiempo real, que luego se reinicia desde otros puntos de vista. Para algunos espectadores, ese cambio de perspectiva rompió la tensión; para otros, refuerza la idea de que no hay control posible sobre una amenaza de este tipo.
James Cameron, lejos de criticar esa decisión, la vincula con uno de los mensajes más célebres del cine sobre el conflicto nuclear. “Como dice la computadora al final de WarGames, la única forma de ganar es no jugar”.
FUENTE: u





