¿Quién es el tío de Natalia de Molina y por qué influyó tanto en su carrera?
Natalia de Molina es la actriz más joven en ganar 2 Premios Goya, los cuales consiguió gracias a sus trabajos en Vivir es fácil con los ojos cerrados y Techo y comida.
Natalia de Molina es una de las actrices del momento y muchos saben que es la hermana de Celia de Molina, también artista. Sin embargo, en su familia hay varias influencias más, entre ellas la de su tío, quien ocupó un lugar importante en su vida. A continuación, te contamos quién es y compartimos todo lo que hay que saber al respecto.
Pepe Quero, el tío de Natalia de Molina que influyó en su carrera
Si hay algo que Natalia de Molina siempre tuvo claro es que quería convertirse en artista. Como ella misma expresó en varias oportunidades, cuando era apenas una niña y le preguntaban qué quería ser cuando fuese grande, ella respondía que “actriz, cantante y bailarina”. Las cosas no fueron del todo fáciles para ella, pero tuvo la suerte de nacer en una familia en la que el arte siempre estuvo bien presente.
Ella es la menor de 4 hermanas. Las 2 mayores son abogadas, pero la tercera es Celia de Molina, quien le lleva 7 años (nació en 1983 y Natalia en 1990) y, de alguna manera u otra, le indicó el camino a transitar. Sin embargo, en su familia hay otra persona que fue fundamental para la formación de Natalia. Se trata de Pepe Quero, famoso actor y director de teatro español que es tío de esta joven artista.
Así como ella recuerda que a sus 2 años se la pasaba imitando a Whitney Houston y a Madonna, también guarda en su memoria cuando su madre la llevaba al Teatro Alhambra a ver a su tío en escena.
Natalia de Molina y la importancia que tuvo su madre en su formación
En una carta de carácter confesional que publicó hace unos años, de Molina expresó que, cuando les dijo a sus padres que quería ser actriz, su padre no estuvo muy de acuerdo, ya que quería que estudiase una carrera “más seria”. Quien la apoyó desde un primer momento fue su madre.
Según sus palabras, ella le dijo que hiciera lo que quiera y que no tuviera miedo, ya que si se equivocaba siempre tenía la posibilidad de volver a empezar. De su madre, Natalia heredó esta filosofía de vida, el optimismo de afrontar cada experiencia como una aventura y la fuerza para soportar los golpes recibidos.
Según sus palabras, siempre tuvo tolerancia a la frustración y pudo atravesar con éxito cada una de las decepciones, en especial cuando asistía a castings en los que era rechazada. “A mí los tropiezos no me hacen perder la naturalidad. Eso es lo mejor que tengo”, dijo para finalizar.