Crítica: Sex Education se despide con un final divertido y maduro donde las diferencias son necesarias

La adolescencia ha sido y es una de las etapas vitales que han servido, y sirven, de gran inspiración para series y películas. Desde tiempos inconmensurables hemos visto todo tipo de ficciones sobre esta compleja etapa que todo ser humano debe atravesar. Sin embargo, pocas han tenido el éxito que logró Sex Education, la serie original de Netflix que en el día de la fecha se despide con su cuarta y última temporada. 

Estrenada en 2019, esta comedia británica creada por Laurie Nunn sigue la vida de un grupo de estudiantes, padres y maestros de la escuela secundaria de Moordale, en un pequeño pueblo de Inglaterra. Allí encontramos a Otis Milburn (Asa Butterfield), quien decide comenzar una clínica de sexo junto a su compañera Maeve (Emma Mackey), para ayudar y aconsejar al resto de los estudiantes a lidiar con sus problemas sexuales.

La cuarta temporada de Sex Education retoma justo donde termina la tercera. Tras el cierre de la secundaria Moordale, Otis y Eric (Ncuti Gatwa) se preparan para comenzar el año escolar en un nuevo colegio. Con miedo de estar destinados a ser los mismos "perdedores" de siempre, sus expectativas se ven completamente desafiadas cuando descubren que Cavendish es mucho más que una escuela moderna. Clases de yoga, meditación, una política de no utilización de papel, el nuevo colegio se presenta como una institución moderna, inclusiva donde la aceptación y el buen trato parecen estar a la orden del día.  

Mira el avance de la temporada 4 de Sex Education:

Este es el punto de partida para muchos de los personajes de Sex Education, quienes deberán enfrentar situaciones y conflictos inesperados. Porque qué mayor desafío que el de atravesar la adolescencia, con todo lo que esta conlleva. Pero los adultos tampoco se quedan atrás, debiendo hacer frente a sus propios problemas, dejando en claro que la adolescencia no es la única etapa complicada de la vida.

Mientras los primeros episodios nos ponen al día con la vida de cada uno de los personajes, vamos viendo cómo muchos de ellos se integran a la nueva vida escolar. Claro que no sin algunos obstáculos de por medio, como los que encontrará Otis a la hora de querer establecer su clínica de sexo en la nueva escuela. 

Pero ese no es el único problema que el protagonista enfrentará a lo largo de la cuarta temporada. La llegada de su nueva hermana Joy ha llevado a Jean (Gillian Anderson) al borde del colapso emocional, a lo que se suma la partida de Maeve, que los llevará a intentan mantener una relación a distancia, algo que no será nada fácil. 

Al otro lado del charco, Maeve da sus primeros pasos en la prestigiosa Wallace University y así cumplir su sueño de convertirse en escritora. Sin embargo, las exigencias de su nuevo tutor amenazarán con destruir ese sueño, provocando grandes dudas e incertidumbres en la ya problemática vida de Maeve. 

En tanto, Eric está determinado a reafirma su identidad sexual y su fe frente a su Iglesia; Aimee (Aimee Lou Wood) encuentra en el arte un espacio terapéutico para seguir sanando de abuso sufrido en el pasado; Adam (Connor Swindells) trata de abrirse camino en el mundo laboral; y Cal (Dua Saleh) sigue lidiando con su transición y disforia de género.

A pesar de ser la última temporada, los protagonistas no son los únicos que se llevan la atención. La cuarta entrega también da lugar a la introducción de nuevos personajes, incluyendo a Abbi (Anthony Lexa), Roman (Felix Mufti) y Aisha (Alexandra James), tres estudiantes de la secundaria Cavendish que se caracterizan por ser fervientes integrantes y defensores de la comunidad LGBTIQ+. 

A diferencia de las temporadas anteriores, el capítulo final de Sex Education es mucho más oscuro y maduro que sus predecesores. El sexo y la intimidad vuelven a formar parte del repertorio de temas de los nuevos episodios, pero esta vez queda en claro que las hormonas no son lo único que gobierna sus vidas. 

A medida que los capítulos avanzan, otros tipos de problemas comienzan a materializarse. Mientras que en el pasado vimos reflejadas temáticas como el abuso, la discriminación o el aborto, en esta ocasión Sex Education visibiliza situaciones ligadas a la depresión, el suicidio y la muerte, entrando en un terreno más serio y adulto. Además toma como eje la búsqueda de identidad y la aceptación, tanto de la propia como en el afuera.

Pero además de todo lo mencionado, algo que se presenta como fundamental a lo largo de la temporada 4 es la idea del fracaso y las segundas oportunidades. Algo que la propia guionista y productora Laurie Nunn se propuso explorar a fondo.

"Cuando estás en la adolescencia, tienes la sensación de que si te equivocas, se acabó, esa es tu última oportunidad y la vida se acaba. Lo sentí muy fuertemente cuando estaba en la escuela", dijo Nunn en una entrevista con The Guardian. "Quería decir que eso no es así, siempre hay segundas oportunidades. Debido a que comencé desde ese lugar, esos temas un poco más oscuros comenzaron a surgir", explicó.

El final de Sex Education no es ni triste ni feliz, es como debe ser. Una vez más, el mejor ejercicio que logra esta serie es sacarnos de nuestra zona de confort rompiendo tabúes a través del humor, situaciones disparatadas y diálogos profundos e inteligentes que nos llevan a reflexionar sobre hechos que incomodan, o pueden ser complejas, pero que en última instancia nos hacen quienes somos y forman parte de nuestras vidas. Una conclusión satisfactoria para una de las mejores series de los últimos años. 

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