La historia real detrás de Los reyes de Tupelo, el documental que revoluciona a todos en Netflix

La historia real detrás de Los reyes de Tupelo, el documental que revoluciona a todos en Netflix

El documental, que llegó esta semana al servicio de streaming, cuenta la increíble historia de Paul Kevin Curtis, un imitador de Elvis que se vio envuelto en una extraña trama criminal.

Kevin Maroto

Kevin Maroto

La historia de Paul Kevin Curtis parece sacada de un guion de thriller. Se trata de un imitador de Elvis convertido en protagonista involuntario de una trama criminal que sacudió a Tupelo, Misisipi, en 2013. Su vida cambió para siempre cuando docenas de vehículos policiales irrumpieron en su tranquilo hogar, acusándolo de un crimen impensado: enviar cartas con ricina, un veneno letal, a funcionarios gubernamentales.

El documental Los reyes de Tupelo: Una saga criminal en Misisipi llegó esta semana a Netflix y revela los detalles de una pesadilla judicial que puso a Curtis en el centro de una investigación federal. Todo comenzó cuando perdió su trabajo en el hospital más grande de la zona rural donde vivía, tras denunciar supuestos casos de tráfico de órganos. Su obsesión por exponer una conspiración lo llevó a perder su matrimonio, su trabajo y la relación con sus propios hijos.

Mirá el tráiler:

La persecución de Curtis lo condujo a enfrentamientos con políticos locales, incluidos el senador Roger Wicker y el representante Steve Holland. Sus intentos desesperados por lograr que alguien investigara sus teorías sobre tráfico de órganos lo convirtieron en un marginado, generando sospechas sobre su salud mental y credibilidad.

Lo más sorprendente llegó cuando fue acusado de enviar cartas con ricina al presidente Barack Obama. Las misivas contenían un mensaje desafiante: "Nadie quiso escucharme antes. Ahora tienen mi atención". Sin embargo, pronto quedó claro que Curtis era solo una víctima de una venganza personal mucho más compleja.

Los reyes de Tupelo llegó esta semana a Netflix.

James Everett Dutschke, un instructor de artes marciales, emergió como el verdadero responsable. Un rival personal de Curtis que lo había inculpado con el objetivo de librarse de él. Las investigaciones revelaron pruebas contundentes: órdenes de semillas de ricino, evidencia digital y motivos personales que lo vinculaban directamente con los envíos de cartas.

El documental concluye con un giro final que desconcierta: Curtis, liberado y con su nombre limpio, comienza a sospechar que Dutschke mismo podría haber sido víctima de otra conspiración más amplia. 

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