El gran error que comete El problema de los 3 cuerpos y que no será fácil de solucionar

Desde su llegada a Netflix, la serie El problema de los 3 cuerpos se ha convertido en lo más visto de la plataforma. Y no era para menos, lo nuevo de los creadores de Game of Thrones, David Benioff y D.B. Weiss, estaba destinado a convertirse en un fenómeno. Tras llevar a la pantalla chica la colosal apuesta de George R.R. Martin, el dúo vio en la aclamada trilogía literaria de Liu Cixin gran potencial para volver a acercar otra ambiciosa premisa a la audiencia global.

La serie narra cómo un suceso ocurrido en la China de los años 60 durante la Revolución Cultural, tiene grandes ramificaciones en el presente, ocasionando graves consecuencias para la humanidad y el planeta Tierra.

Como suele ser habitual con las adaptaciones de este tipo, hay una serie de cambios necesarios que inevitablemente se deben llevar a cabo para poder adaptar la narrativa de la historia a los tiempos de la serie. Después de todo, El problema de los 3 cuerpos juega con gran cantidad de elementos propios del campo de la ciencia, la filosofía y la historia, que no son fáciles de combinar.

El tráiler de El problema de los 3 cuerpos: 

Sin embargo, hay un aspecto de la serie que muchos han criticado, en especial aquellos que han tenido la posibilidad de leer los libros de Cixin. En el primer libro de la trilogía, el personaje principal de la historia que transcurre en el presente es Wang Miao, un profesor de nanotecnología que es reclutado por la policía para investigar las misteriosas muertes de un grupo de científicos, muchos de ellos conocidos por Wang. Pronto, el personaje comienza a ver una cuenta regresiva impregnada en su retina, una visión que lo atormenta y lo aleja de su familia. Luego descubre un extraño videojuego inmersivo, el mismo que jugaban muchos de los científicos antes de morir. En dicho juego, los jugadores deben resolver un extraño problema (el que le da nombre a la historia) en donde un planeta donde las condiciones extremas viven poniendo en jaque la existencia de toda vida.

En la nueva serie de Netflix, el personaje de Wang Miao es dividido en cinco, mejor conocidos como "los cinco de Oxford". Aquí encontramos a Augie (Eiza González), una científica que funda una exitosa compañía de nanofribras; Saul (Jovan Adepo), el asistente de una antigua profesora que muere en misteriosas circunstancias; Jin (Jess Hong) una física brillante; Will (Alex Sharp), quien deja sus estudios universitarios para convertirse en profesor; y Jack (John Bradley), fundador de una compañía de snacks que se vuelve multimillonario.

Aquí el gran error que comete esta nueva adaptación de El problema de los 3 cuerpos es tomar un personaje y dividirlo en cinco individuos. El mayor problema que se presenta es que no solo provoca una expansión de la narrativa, sino que el show no alcanza a profundizar en ninguno de estos personajes lo suficiente como para conocer a fondo sus motivaciones. Algunos tienen más relevancia que otros, pero a medida que la serie avanza solo se queda con algunos de ellos.

La decisión de transformar un personaje en cinco vino de la mano de trasladar la acción fuera de China y convertirla en una especie de hazaña global. Desde luego que esta decisión creativa se entiende desde el punto de vista de lograr un elenco mucho más diverso y no centrarse en un solo personaje. No obstante, la forma en la que cada uno interviene en la historia y el salto de uno a otro se ve un tanto desordenado y a menudo carece de lógica. Al mismo tiempo, la presencia de estos cinco personajes le quita tiempo en pantalla a Ye Wenjie, una de las protagonistas cuya historia es el disparador de toda la serie y la que resulta más interesante, pero debido a que el show se toma sus libertades con los cinco científicos, la trama de Wenjie queda reducida a un par de episodios. 

Desde luego que no todo es malo. Hay que reconocer que el trabajo de Benioff y Weiss con El problema de los 3 cuerpos también tiene mucho merito y resulta bastante impresionante. En tan solo 8 episodios el dúo de guionistas logró comprimir algunos de los aspectos principales de la novela de Cixin y muchos de sus conceptos, dejando espacio para futuras entregas, aún sin confirmar por parte de Netflix.