El rastro: cómo fue el procedimiento que permitió resolver los crímenes que inspiraron la serie
Durante 16 años, el caso que conmocionó a Suecia permaneció sin resolver. Sin embargo, una técnica innovadora permitió resolver los crímenes.
Un brutal doble homicidio conmocionó a Suecia en octubre de 2004. Las calles de Linköping, Suecia, fueron escenario de una tragedia cuando un hombre enmascarado asesinó a un niño de ocho años que se dirigía a la escuela. Anna-Lena Svensson, de 56 años, también perdió la vida al intentar salvar al pequeño. La escalofriante historia inspiró la serie de Netflix El rastro, que se ha ubicado entre lo más visto de la plataforma.
Durante 16 años, el caso permaneció sin resolver. Los investigadores agotaron pistas y recursos tradicionales sin lograr identificar al responsable. La frustración crecía mientras el expediente se acercaba peligrosamente al archivo permanente.
Mirá el tráiler de El rastro:
La revolución llegó de la mano de Peter Sjölund, un genealogista que aplicó una técnica innovadora: la genealogía genética forense. Esta herramienta, ya utilizada con éxito en Estados Unidos para casos como el del Asesino de Golden State, se estrenaba en suelo europeo.
Sjölund emprendió un minucioso trabajo de rastreo genético que se remontó dos siglos atrás. La construcción metódica del árbol genealógico condujo finalmente hasta Daniel Nyqvist, un hombre de 37 años. Las pruebas de ADN confirmaron una coincidencia del 100%.
El desenlace llegó el 1 de octubre de 2020. Nyqvist, quien confesó los crímenes, fue declarado culpable. El tribunal ordenó su internamiento psiquiátrico indefinido tras revelar que actuó sin provocación y bajo la influencia de voces que le ordenaban matar.

Esta histórica resolución, ahora adaptada en la serie de Netflix El rastro, marcó un antes y después en la investigación criminal europea. Una herramienta tradicionalmente asociada a la búsqueda de ancestros se convirtió en un instrumento crucial para resolver escalofriantes crímenes.