¿Dónde viven las protagonistas de Sex and the City?
Han pasado más de dos décadas desde el estreno de Sex and the City y los espectadores siguen obsesionados con Carrie, Miranda, Charlotte y Samantha. No es de extrañar, porque las amigas siguen siendo una referencia sobre feminismo, sexualidad y moda.
Puede que la Carrie Bradshaw sea un personaje increíblemente entrañable, pero su historia no lo habría sido tanto si no hubiera vivido en la Gran Manzana, y Nueva York es esencial para el éxito de la serie, casi como un quinto personaje.
Muchas escenas significativas ocurrieron en lugares emblemáticos de Nueva York, como Magnolia Bakery, el Hotel Plaza, la Biblioteca Pública y Loeb Central Park Boathouse. Pero las casas de las protagonistas también fueron testigos de todo su crecimiento.
Carrie Bradshaw
El exterior del apartamento de Carrie se rodó en el número 66 de Perry Street, en el West Village, y el lugar se ha convertido en un punto turístico obligatorio para los fans de la serie que visitan la ciudad. Pero la dirección de Carrie es en realidad 245 East 73rd Street, en el Upper East Side. Este es uno de los distritos más variados desde el punto de vista económico en los que habitan los personajes de Sex and The City.
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La personalidad de Carrie se ve reflejada en la decoración del apartamento. Los diseñadores de la serie añadieron una mezcla de objetos clásicos y de segunda mano. También tiene una biblioteca de revistas de moda y otros detalles que reflejan el lado creativo del personaje. Dado que Carrie es la protagonista, su apartamento es uno de los interiores más visitados de toda la serie, por lo que es comprensible que se haya pensado mucho en el mobiliario.
Charlotte York
En las primeras temporadas de Sex and The City, las escenas exteriores del apartamento de Charlotte se rodaron en el 275 de Central Park West. Tras divorciarse de Trey MacDougal, pudo conservar el apartamento del 930 de Park Avenue (Upper East Side), donde más tarde vivió con Harry Goldenblatt. Park Avenue es bastante más accesible que otras localizaciones de la serie, con un precio medio de la vivienda inferior al medio millón de dólares en 2024.
Para la decoración se utilizaron tonos blancos y crema, incluyeron muebles antiguos, y había toques de madera oscura que mostraban la sencillez, la elegancia y el buen gusto de los residentes. El lujoso y clásico apartamento es espacioso (con tres dormitorios y tres cuartos de baño), techos altos y muy buena iluminación. Son detalles sutiles que reflejan la apertura de Charlotte y su disposición a dejar que el amor entre en su vida, como demuestra el hecho de que adoptara a Lily al final de la serie y más tarde tuviera sus propios hijos.
Samantha Jones
Samantha vive en el Upper East Side durante la primera temporada, pero se gana el odio de sus vecinos cuando sus amantes no son del agrado de todos. Por esa razón se traslada al Meatpacking District, entre Gansevoort y Greenwich, un lugar mucho más de moda y acorde con su estilo de vida liberal. Samantha es una profesional de las relaciones públicas y tiene ingresos suficientes para vivir cómodamente en varias zonas de Nueva York.
La decoración del estudio de Samantha es sencilla, pero como es uno de los personajes más sexuales, la serie pone el foco de atención en la cama, que suele vestirse de colores vivos, como el rojo. La casa de Samantha es bastante colorida, con muchos detalles visuales sutiles que dan pistas a los espectadores sobre su personalidad.
Miranda Hobbes
Miranda vive en el Upper West Side (en la 78 con Amsterdam), en un edificio de antes de la guerra. Es una abogada de éxito con buenos ingresos, por lo que puede permitirse vivir en un elegante apartamento decorado por un interiorista. De todos los personajes de la serie, Miranda es la que mejor refleja su personalidad. La atención al detalle está increíblemente bien planificada, y su casa es tan sencilla y elegante como ella.
El diseñador de producción Jeremy Conway formó parte del equipo creativo encargado de añadir un poco de la personalidad de los personajes a los espacios donde vivían. Para Miranda, buscó colores sencillos y algunas piezas inusuales, como las fotografías en blanco y negro y el espejo sobre la chimenea.