"Terminator 2" cumple 30 años y te contamos cinco detalles que seguro no conocías

"Terminator 2" cumple 30 años y te contamos cinco detalles que seguro no conocías

El exponente más grande de la ciencia ficción y acción cumple 3 décadas y para rendirle homenaje repasamos sus detalles más sorprendentes, esos que seguro no conocías.

Fernando Bedini

Fernando Bedini

Un 3 de julio, pero de 1991, se estrenaba en los cines “Terminator 2: El Juicio Final”, la que sencillamente es una de las mejores películas de ciencia ficción y acción en la historia del cine. 

Esta película es una secuela directa de “Terminator” de 1984 y contó una vez más con James Cameron en la dirección y vio el regreso de Arnold Schwarzenegger y Linda Hamilton, como el T-800 y Sarah Connor, respectivamente.

La historia nos sitúa 11 años después de los sucesos que terminaron con la vida de Kyle Reese (Michael Biehn) y llevaron a Sarah Connor (Hamilton) a desaparecer del sistema para proteger la vida de su hijo, el futuro líder de la resistencia contra las máquinas, John Connor (Edward Furlong).

El T-800 regresó del futuro y esta vez no es quien deberá matar a John, sino protegerlo de la nueva amenaza enviada por la inteligencia artificial Skynet, el T-1000.

Con un presupuesto de 102 millones de dólares, “Terminator 2” se convirtió en la película más cara de la historia, hasta ese momento. La cinta logró un éxito desmesurado, ya que en la taquilla mundial recaudó cerca de 520 millones de dólares. Además, su despliegue de efectos especiales con novedosas técnicas de CGI, sumadas a efectos clásicos, sentaron las bases para la nueva generación de efectos especiales en el cine.

Otro de sus puntos fuertes, es que Cameron demostró una vez más que se puede romper la regla de que “una secuela no puede superar a su predecesora”. El director lo probó en primer lugar con “Aliens: el regreso” (1986) y lo hizo con creces para “Terminator 2”.

Hoy, a 30 años de su estreno, repasamos sus curiosidades, esas que no conocías y que seguro te van a sorprender.

Ahora soy el héroe

Para la primera película James Cameron no quería que Arnold fuera el exterminador, pero luego de ver el entusiasmo del actor y lo que aportó, se dio cuenta que era la persona justa. Por su parte, Arnold no estaba seguro de ser el villano, ya que este papel podría afectar el futuro de su carrera. Para convencerlo, Cameron le hizo ver a Arnie que, aunque sea el malo, la película lleva el título del personaje y además le prometió que de hacerse la secuela, sin dudas sería el bueno.

Luego de varios años, la historia se concretó y James cumplió su palabra, Arnold sería el héroe. Para que el público no supiera la novedad del papel, Cameron se encargó de mantener la trama con el mayor de los hermetismos. Stan Winston, el fallecido genio de los efectos especiales creó el teaser del filme, basándose en la línea de montaje donde se crea el exoesqueleto del T-800 hasta que recibe el tejido vivo que lo convierte en el cyborg de infiltración, todo eso sin revelar absolutamente nada de la trama. Recién para el trailer final se supo cuál iba a ser el verdadero rol de Arnold.

Creando la historia...drogado

Para quienes no conozcan, la historia de “Terminator” surgió de la manera menos pensada. Cameron se intoxicó con comida, esto lo llevó a tener fiebre y sufrir delirios que le provocaron horribles pesadillas. En una de estas pesadillas soñó con el apocalipsis, donde vio a un robot con apariencia humanoide surgir de las llamas.

Una vez recuperado, Cameron no perdió tiempo y comenzó a escribir el guión sobre esta pesadilla y al mismo tiempo le dio vida al exterminador con distintos bocetos.

La historia con Terminator 2es algo similar (?), solo que esta vez la inspiración no provino de la fiebre, sino de una droga de diseño. Hace un tiempo el director había revelado que un “viaje” lo había ayudado con la historia, recién ahora, para el 30 aniversario, se supo que fue por causa del éxtasis

Recuerdo estar sentado, elevado por el “E” (éxtasis), escribiendo notas para 'Terminator', y me llamó la atención la canción de Sting que dice “I hope the Russians love their children too’ (Russians). En ese momento pensé, '¿Sabes qué? La idea de una guerra nuclear es tan antitética a la vida misma'. De ahí es de donde vino el niño (John)", reveló Cameron en exclusiva a The Ringer.

El enemigo era un rockstar

La producción tuvo en la mira a varias estrellas para los nuevos personajes en la historia, pero por distintas causas no se concretaron.

Para el papel del T-1000, Cameron tenía en mente a una sola persona: el músico Billy Idol. El cantante de “Dance With Myself” tenía todo listo para convertirse en el villano, pero se interpuso el destino.

¿Se imaginan a Billy como el villano?

El 6 de febrero de 1990 Billy tuvo un grave accidente en su Harley-Davidson. El músico paró en una señal de alto y fue embestido por un auto. Producto del fuerte impacto, tuvo fracturas en un brazo y una pierna. Luego de varias horas en el quirófano, Billy quedó como nuevo, pero no lo suficiente como para tomar el papel del cyborg de metal líquido.

Si bien la intervención le aseguró al rockstar no tener secuelas a futuro, su buena recuperación no era suficiente para estar listo al inicio del cronograma de filmación. Ante esto, la producción tuvo que activar el “Plan B” y llamar a la mejor audición del casting, el actor Robert Patrick.

Aunque Robert tuviese un estado físico privilegiado, tuvo que someterse a un riguroso entrenamiento, para que en las escenas de persecución o pelea el T-1000 no mostrara ni el más mínimo detalle de cansancio.

Siendo más humano

Cameron es conocido por hacer películas de larga duración, pero por temas de presupuesto, tiempo o por pedido de los productores, termina quitando escenas para reducir el tiempo en pantalla.

En esta secuela el cyborg se muestra mucho más consciente, ya que desde que entra en contacto con John Connor empieza a comprender más a los humanos, hasta se puede decir que desarrolla una personalidad propia. Esto tiene una explicación más detallada en una escena eliminada.

La escena en cuestión nos muestra una charla entre John y el T-800. El futuro líder de la resistencia le pregunta si puede aprender más allá de lo que está programado, el cyborg le contesta que sí, pero por un switch instalado por Skynet no puede hacerlo. Acto seguido le explica a John y Sara como quitar esta limitación.

De ahí en adelante el T-800 comienza a funcionar distinto, se nota más humano, como que ha dejado de lado la máquina.

El final feliz que no fue

Se había pensado un final totalmente distinto para la historia. Al destruir las instalaciones de Cyberdyne Systems, la cuna de Skynet, el chip y el brazo del primer exterminador y luego el segundo exterminador, el futuro cambia radicalmente.

Al suceder esto, el apocalipsis de 1997 se detuvo por completo, por lo que no hay desastre nuclear. Sarah sobrevivió para ver a su hijo convertirse en senador y también en el padre de una pequeña niña, atrás quedó ese oscuro futuro.

Esta escena fue filmada, pero a último momento se decidió que no iría, quedando el final abierto que todos vimos, sin dejar certezas de cómo sería el futuro.

 

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