Black Adam: una película sin alma que ni Dwayne Johnson puede salvar

Black Adam: una película sin alma que ni Dwayne Johnson puede salvar

La historia de origen del antihéroe interpretado por Dwayne Johnson abusa de los efectos visuales y descuida el desarrollo de personajes y la necesidad de contar una buena historia.

Kevin Maroto

Kevin Maroto

En Black Adam nada de lo que sucede importa. O mejor dicho, lo único que importa son los efectos visuales que se repiten hasta el cansancio en las dos horas que dura la película. Al parecer no hay necesidad de desarrollar personajes o contar una buena historia si tenés un buen CGI. O al menos eso es lo que parecen pensar los involucrados en la nueva película de DC.

Dwayne Johnson hace lo que puede para dotar de alma a una cinta que pretende ser el puntapié inicial con el que DC busca crear un nuevo universo de superhéroes para competir con Marvel. Sin embargo, ni el carisma de La Roca logra salvar al filme del naufragio.

La historia de origen del antihéroe interpretado por Johnson nunca logra levantar vuelo ni generar un mínimo interés en el espectador. Es una pena que un director talentoso como Jaume Collet-Serra (La huérfana, Non-Stop: Sin escalas, Desconocido) termine entregando una película tan anodina y genérica.

Black Adam (Thet-Adam en el antiguo reino de Kahndaq) es un personaje que ha acumulado rencor durante siglos cuando lo liberan en pleno siglo XXI, lo cual podría resultar interesante a la hora de dotar al antihéroe de matices y enfrentarlo a dilemas existenciales con algún tipo de relevancia. Pero nada de eso ocurre y el personaje de Johnson luce perdido en medio de una explosión de efectos generados por computadora.

La presencia de CGI en prácticamente todas las escenas de la película es tan abrumadora que por momentos no se entiende la misión de cada personaje ni la función que cumplen dentro del relato. Los personajes se mueven a gran velocidad y pelean en escenas de acción que no tienen mucho sentido y que tampoco hacen avanzar la trama.

Dwayne Johnson hace lo que puede en Black Adam

Es imposible no salir con dolor de cabeza ante la acumulación de artificios visuales y vertiginosos movimientos de cámara que no permiten entender qué buscan Black Adam y sus ¿aliados? de la Sociedad de la Justicia, una especie de OTAN de superhéroes con objetivos poco claros.

La nueva película de DC tiene otro gran problema: su solemnidad. Las conversaciones entre los personajes son muy aburridas, lanzando frases declamatorias que no llevan a ningún lado y que no permiten empatizar con ninguno de ellos. Johnson y los integrantes de la Sociedad de la Justicia parecen robots sin ningún tipo de sentido del humor o pensamiento propio.

Black Adam abusa de los efectos visuales durante las dos horas que dura la película

Black Adam tampoco disimula sus intenciones de replicar algunas de las características del Universo Cinematográfico de Marvel, con personajes casi calcados como el del doctor Fate (interpretado por Pierce Brosnan), que puede predecir el futuro al igual que doctor Strange. Además, no falta la obligatoria escena poscréditos anticipando el cruce entre Adam y otro de los superhéroes del universo extendido de DC.

Habrá que ver si ese cruce de superhéroes efectivamente se produce o si Black Adam se termina convirtiendo en un nuevo paso en falso de DC en su intento por replicar la exitosa fórmula de Marvel, que también viene mostrando grandes señales de agotamiento. 

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