Imperio de Luz: Sam Mendes se queda a mitad de camino en su oda de amor al cine

Imperio de Luz: Sam Mendes se queda a mitad de camino en su oda de amor al cine

La nueva película del director de Belleza Americana y 1917 intenta abarcar demasiados temas y termina perdiendo el foco. La brillante actuación de Olivia Colman termina salvando el filme.

Kevin Maroto

Kevin Maroto

En los últimos años han sido varios los directores que han filmado su propia oda de amor al cine para hacer frente al avance de las plataformas de streaming y la desaparición del ritual de asistir a las salas para ver las películas tal como las concibió su director.

En esta ocasión fue el turno de Sam Mendes, quien con Imperio de Luz (Empire of Light) -cuya fecha de estreno está prevista para diciembre- intenta recuperar la magia del cine y demostrar que las películas todavía pueden conmovernos.

Imperio de Luz está ambientada en la década del '80 y cuenta la curiosa historia de amor que surge entre dos empleados de un hermoso cine antiguo y en decadencia de la costa sur de Inglaterra. 

El director de Belleza Americana y 1917 vuelve a su lugar feliz en su nueva película, recordando algunas de las vivencias de su adolescencia, pero intenta abarcar demasiados temas y termina perdiendo el foco durante varios momentos del filme.

Al ver la película no se termina de comprender si Mendes quería enfocarse en la decadencia de las salas de cine y cómo van perdiendo la batalla contra las plataformas de streaming; en las tensiones raciales que surgieron en Inglaterra durante la década del '80; en la enfermedad mental de la protagonista (interpretada de manera magistral por Olivia Colman); o en la curiosa historia de amor interracial e intergeneracional que surge entre Hilary (Colman) y Stephen (Micheal Ward).

Olivia Colman y Micheal Ward son los protagonistas de Imperio de Luz

La película va explorando varios temas e ideas a medio desarrollar que no terminan de encajar entre sí. En medio de la confusión, se pueden encontrar algunos destellos de magia y Olivia Colman eleva cada escena en la que aparece con su brillante actuación, por lo cual cuesta imaginar lo que hubiera sido Imperio de Luz sin ella cargando sobre sus espaldas todo el peso dramático del filme.

La fotografía de Roger Deakins y la música de Trent Reznor también hacen lo suyo para "salvar" una película que parece fallar sobre todo en el guion, escrito por el propio Sam Mendes. El director hizo gran parte de su carrera filmando guiones ajenos, pero a partir de 1917 ha decidido desarrollar su beta como guionista y director. En 1917 trabajó con otro guionista y este es su primer guion en solitario.

Al querer abarcar tantas temáticas y dotar a su película de un toque coyuntural, Mendes termina perdiendo el foco y muchas escenas no logran tener el impacto emocional que deberían. A pesar de ello, Imperio de Luz cuenta con varios momentos disfrutables y una Olivia Colman en estado de gracia que seguramente recibirá varias nominaciones en la temporada de premios.

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