Crítica de "Top Gun: Maverick": Tom Cruise le declara la guerra a Marvel y gana por goleada

Crítica de "Top Gun: Maverick": Tom Cruise le declara la guerra a Marvel y gana por goleada

Ya desde el comienzo de la película queda claro que la secuela de Top Gun será mucho más que la esperada continuación del clásico ochentoso.

Kevin Maroto

Kevin Maroto

"El final es inevitable, Maverick. Los de tu tipo están cerca de la extinción", le espeta el Almirante Cain (Ed Harris) al personaje interpretado por Tom Cruise en el comienzo de "Top Gun: Maverick", la esperada secuela del clásico de 1986 que llegó esta semana a los cines de todo el mundo.

"Puede ser, señor. Pero no será hoy", responde Maverick y Tom Cruise deja en claro que la secuela de Top Gun será mucho más que la esperada continuación del clásico ochentoso y que se convertirá en su manifiesto de resistencia contra el cine de superhéroes que pretende ocupar todas las salas a pura pantalla verde y CGI.

Tom Cruise vuelve a interpretar su icónico personaje.

Pasaron más de 35 años desde la primera Top Gun y Cruise reclama su icónico personaje reconociendo el paso del tiempo, pero manteniendo la dignidad de una las pocas estrellas clásicas que quedan en Hollywood.

Es importante destacar que, por la insistencia del propio Cruise, no hay pantalla verde ni CGI en las espectaculares secuencias aéreas de la película y que incluso las escenas en la cabina del piloto fueron filmadas durante vuelos reales. Es por esto que los miembros del elenco debieron cumplir con un duro entrenamiento para estar a la altura de las exigencias de Cruise.

Tom Cruise pidió no usar pantalla verde ni CGI en las secuencias aéreas.

Lo que puede parecer un capricho no lo es, ya que las secuencias áreas son impresionantes y se sienten reales -se palpa el peligro-, lo cual no suele ocurrir en las tantas películas de superhéroes que pretenden retirar de las salas a Maverick/Cruise.

De esta manera, "Top Gun: Maverick" invita a la nostalgia y la melancolía, pero no solo por la primera Top Gun sino también por una forma de hacer cine que parece en extinción, como le espeta el Almirante Cain a Maverick.

En la esperada secuela, Maverick es convocado de regreso a la academia Top Gun para entrenar a los pilotos de la nueva generación, quienes deberán cumplir con una peligrosa misión en algún país no alineado con los intereses de la OTAN. Los enfrentamientos generacionales no tardarán en aparecer y Maverick -al igual que Cruise- dejará en claro que todavía no tiene intenciones de retirarse.

Val Kilmer reaparece en uno de los momentos más emotivos de la película.

La película dirigida por Joseph Kosinski ("Tron: El legado", "Oblivion: El tiempo del olvido") engaña con su estética ochentosa y termina siendo mucho mejor que la Top Gun original estableciendo una visión del mundo que tiene mucho para decir sobre los tiempos que corren.

Con una nobleza y sensibilidad propias de otra época, "Top Gun: Maverick" también logra emocionar gracias a la notable aparición de Val Kilmer  -a pesar de sus problemas físicos- y su recordado personaje de Iceman. De esta manera, Kosinski y Cruise nos recuerdan que todavía se pueden hacer películas con emoción genuina en épocas de CGI y ridículos multiversos. Puede ser que este tipo de cine esté en extinción, pero no será hoy y hay que agradecerle a Tom Cruise por ello.

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