La imperdible joya oculta en Netflix que no te puedes perder

La imperdible joya oculta en Netflix que no te puedes perder

Para los amantes del cine en todas sus formas, esta sombría película de Pablo Larraín resultará una experiencia absolutamente atrapante.

Nicolás Berte

Se sabe que las plataformas tienen toda una capa de opciones en su catálogo. Las grandes producciones propias, los tanques externos recién estrenados, clásicos inolvidables del cine y algunas joyas independientes, o producciones menores que, debido a su indudable calidad, asoman como una opción más que recomendable. 

Netflix no es la excepción a ello y por eso tiene una fantástica película de uno de los directores chilenos más grandes de la historia. Pablo Larraín dirige Tony Manero, un drama sombrío donde se nos presenta a un personaje muy particular. 

Estrenada en 2008, cuando aún el director no gozaba de la popularidad del momento, se trata de una producción pequeña donde Pablo saca a relucir su enorme capacidad para potenciar a su personajes, sean estos generadores de empatía o no. 

Alfredo Castro es Tony Manero

Ambientado en el Chile de 1978, en plena dictadura del militar Pinochet, Raúl Peralta es un personaje extraño. Rondando los 50, su vida no parece tener nada para ofrecer, y además, tiene una extraña obsesión con Tony Manero, el personaje de John Travolta en "Fiebre del Sábado Noche". Es tal su estado que comienza a cometer una serie de crímenes en pos de interpretar a su ídolo en un oscuro local. Mientras, sus compañeros de baile, más cercanos a la realidad, comienzan a involucrarse en la lucha contra la sangrienta dictadura. 

Es evidente que se trata de una película donde el personaje está creado para incomodar. Nuestro cabeza está chipeada para intentar entender a los personajes principales, y eso sostiene durante varios actos a Raúl. Al final, este atrapante film tratará mucho sobre las miserias de un hombre en un mundo de miserias, aunque es cierto que poder describirlo es bastante difícil, como toda la película de Larraín. 

Párrafo aparte merece Alfredo Castro. el protagonista, un hombre que ya era reconocido en el ambiente del teatro, pero que este film resultó ser un trampolín para su rica filmografía. Sin dudas su papel es tan logrado que por momentos nos cuesta sacarnos de la cabeza algunas escenas. 

Para Larraín, llegarían luego los éxitos de No, Neruda y Spencer, pero sin dudas que desde este, su segundo largometraje, mostraba al mundo de qué estaba hecho. Un particular e imperdible film disponible en Netflix. 

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