Cuatro westerns que no son muy violentos, ideales para quedarse en el desierto y sentirse bien
Estas películas demuestran que el western puede ir más allá de la violencia y el conflicto, dándonos risas o hermosas reflexiones.
El western es un género que, por su esencia, no suele estar asociado con la esperanza. Las historias del Viejo Oeste nos hablan de tierras inhóspitas, de hombres que luchan por sobrevivir y de destinos marcados por la violencia. Desde sus primeras representaciones, el western se ha cimentado como un terreno fértil para las batallas, las persecuciones y los enfrentamientos sangrientos. Las leyendas de vaqueros y bandidos se forjan en un ambiente cruel, donde la ley de la supervivencia dicta el curso de la vida.
Sin embargo, en ocasiones, el espectador no busca más lucha ni más sangre. A veces, queremos quedarnos en el desierto, pero no en medio de una contienda. Estas narrativas no niegan la dureza de la vida en el Oeste, pero se concentran en lo que emerge de la lucha: la posibilidad de encontrar algo bueno en medio de la adversidad.
Estos son westerns que, lejos de dejarnos atrapados en la violencia, nos invitan a quedarnos en el silencio del desierto o nos dan una buena aventura para sonreír un rato.
Río Bravo (1959)
Un clásico del cine de John Wayne, dirigido por Howard Hawks, Río Bravo es un western que toma una fórmula conocida y la transforma en una historia de solidaridad y valentía. A pesar de contar con enfrentamientos y violencia, lo que realmente resalta es la camaradería entre los personajes. Un sheriff, un borracho, un joven y un viejo luchan juntos para defender a un prisionero contra los hombres de un villano. El final, en particular, seguramente te emocionará y dejarácon una sensación de optimismo y triunfo. Lo más importante no siempre son los disparos, sino la fuerza de quienes se quedan juntos en la lucha.
Una historia sencilla (1999)
Dirigida por David Lynch y como su nombre lo dice, Una historia sencilla no es el tipo de western tradicional que esperaríamos, pero es una obra maestra serena que transita por el género de manera única. Basada en hechos reales, cuenta la historia de un hombre anciano que viaja en un tractor para reconciliarse con su hermano enfermo. La película es un testamento de paz y perdón, y aunque se desarrolla en un contexto rural de Estados Unidos, no tiene nada de la brutalidad asociada al western. En lugar de batallas, Lynch nos ofrece una meditación sobre la vida, la redención y la esperanza, en la que el viaje se convierte en una metáfora para la reconciliación interior.
Rango (2011)
Con Rango nos movemos a un tipo de película muy distinta: la película animada. Dirigida por Gore Verbinski, es una fábula que toma el espíritu del western y lo lleva a un escenario inesperado, un pequeño pueblo del desierto habitado por animales antropomórficos. La historia sigue a un camaleón mimado que debe adoptar una nueva y ruda personalidad cuando, sin saberlo, se ve obligado a asumir el papel de sheriff en el pequeño pueblo desértico de Dirt. Aunque es un western y una comedia de aventuras que nos adentra en una experiencia divertida y emocionante. La película, a pesar de tener momentos de acción, es profunda en su mensaje, recordándonos que todos podemos encontrar nuestro propósito, incluso en un mundo tan árido como el desierto.
Un comisario de película (1974)
Este western es una parodia que descompone todos los elementos típicos del género, incluidas las peleas y las persecuciones, para transformarlos en una sátira llena de humor y crítica. Aunque la comedia es el motor principal de la película, Un comisario de película también ofrece una reflexión más profunda sobre el racismo y la avaricia, explorando el Oeste con una mirada crítica pero suave. Dirigida por Mel Brooks, es fácilmente una de las comedias western más conocidas de todos los tiempos. La película sigue a un nuevo sheriff que se enfrenta a un gran prejuicio mientras intenta unir a sus habitantes contra un hombre rico que planea tomar todas las tierras de la ciudad para construir un nuevo ferrocarril.