El equipo de La La Land tuvo que hacer un pacto para proteger el final de la película

El equipo de La La Land tuvo que hacer un pacto para proteger el final de la película

Pensar en La La Land sin ese final es como pensar en Caperucita Roja sin su capa. Los productores de la cinta pensaban lo mismo y se pusieron firmes para permitir que no se modificara su esencia.

Martina Ruffo Vicino

Al hablar de La La Land, hay muchas cuestiones impresionantes que vienen a nuestra mente: la brillantez de su dirección, la magia de su música, y sobre todo, el final inesperado que deja una huella duradera en el corazón de quienes la ven. Esta película, que ha capturado la esencia del romance y la nostalgia con una elegancia única, se ha consolidado como una de las más destacadas del siglo XXI. Su habilidad para entrelazar la fantasía y la realidad en una narrativa tan genuina y emocionalmente resonante la distingue en el panorama cinematográfico.

El final de La La Land es particularmente impactante e importante para la historia porque desafía las expectativas del género romántico tradicional. A lo largo de la película, los espectadores son llevados en un viaje lleno de sueños y esperanzas, donde la química entre los protagonistas, Mia y Sebastian, promete una conexión perfecta. Sin embargo, el desenlace revela una realidad más compleja y matizada: la verdad de que el amor, aunque profundo y verdadero, no siempre puede sostenerse frente a los desafíos de la vida y las aspiraciones personales.

Sebastian y Mia terminan separados pues sus respectivos sueños no eran compatibles con una vida juntos. Foto: Lionsgate

Es un final único, arriesgado, que plantea una resolución de la historia que permite que a algunos no les guste mientras que otros la acepten con tristeza. Presentar una propuesta como esta puede representar una complicación a un creador pues a veces, aunque los estudios en un principio dan su sí, existe la constante posibilidad de que intenten cambiarlo a último momento.

Por esa misma razón, mientras la película estaba en producción, el equipo detrás de la cinta se puso un objetivo: no permitir ningún cambio. Fred Berger y el productor Jordan Horowitz creyeron en la visión y el talento de Damien Chazelle mucho antes de que el director hiciera Whiplash y esa confianza en el director los llevó a tomar medidas para proteger su idea del final.

La La Land es una gran historia de amor pero también sobre sueños. Foto: Lionsgate

“En el momento en que conoces a Damien, sientes dos cosas muy fuertes: una increíble cantidad de confianza y una inmensa responsabilidad de proteger esa visión porque es tan clara, tan poderosa”, explicó Berger a The Hollywood Reporter. “Jordan, Damien y yo hicimos un pacto de que bajo ninguna circunstancia [los personajes de Emma y Ryan] terminarían juntos al final. Él siempre tocaría jazz y no una forma de música más aceptable; ella siempre sería una actriz, esto siempre sería una carta de amor a Los Ángeles; no nos mudaremos a París. Nos sentíamos confiados”.

Según el productor, al realizar la película fueron obligados constantemente a cambiar detalles que para ellos eran esenciales. “Las cosas que la gente nos presionaba para que cambiáramos eran las cosas que harían que conectara y se sintiera original y nuevo. A lo que estábamos muy abiertos era a calibrarlo de una manera que se sintiera honesto”.

El final de la película demuestra que los personajes podrían haber permanecido juntos pero a costa de sus aspiraciones. Foto: Lionsgate

Las mentes detrás de La La Land tenían su acuerdo firmado en acero y mantuvieron su palabra durante toda la filmación de la película. Los cambios que se realizaron no hicieron que aportar más a la historia y muchos de ellos vinieron de las personas que mejor entendían a los personajes, los actores. Entonces, Ryan Gosling, por ejemplo, sugirió que Sebastián quería tener algo más concreto que el simple éxito como músico de jazz, que debía querer tener su propio club. Por otro lado, fue idea de Emma Stone que su personaje hiciera el signo del club de Sebastian.

“De eso trata el final: siempre se tendrán el uno al otro, se necesitaron el uno al otro para llegar a este punto, están mejor por haberse conocido, y eso para mí es algo realmente satisfactorio”, reflexionó Fred Berger. Por suerte el final de La La Land pudo llegar al puerto deseado y, aunque doloroso, es uno de los cierres más reales y recordados del cine de los últimos años.

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