La actriz con la que Quentin Tarantino soñaba con trabajar: "Era impresionante"

No hay intérprete con el que Quentin Tarantino  no haya trabajado, aunque sí hay una actriz con la que no pudo hacerlo y que es, hoy, su cuenta pendiente.

"Por mucho que quiera vivir mucho tiempo (quiero llegar a los 100 años), renunciaría a cinco años de mi vida por trabajar con Tura Satana. Es japonesa, cheyenne y algo más... impresionante", expresó.

Nacida en Hokkaido, el 10 de julio de 1938, la actriz emigró a Chicago junto a su familia al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Hija de un antiguo actor de cine mudo de ascendencia filipina y una artista de circo de ascendencia cheyenne y escocesa-irlandesa, el arte estuvo presente siempre presente en su vida, desarrollando en ella mucho más que una vocación.

La vida de Tura fue todo menos idílica. Violada por cinco hombres a los 10 años, la actriz desarrolló desde su juventud una sed de venganza que la llevó a aprender artes marciales y seguir a cada uno de sus atacantes hasta hacerlos pagar por haberle destrozado la infancia.

"Hice una promesa a mí misma de que algún día, de alguna manera me desquitaría con todos ellos", dijo.

A los 13 años, se casó con John Satana de 17, en un matrimonio arreglado por sus padres que duro tan sólo nueve meses. Fue, tras el divorcio, que se escapó a Los Ángeles con una identificación falsa para perseguir sus sueños de ser artista. Sin dinero, comenzó a bailar burlesque, ámbito en el que ganó amplio reconocimiento.

Tras años trabajando en la meca del cine, regresó a Chicago donde comenzó a bailar en el Club Rendevouz en Calumet City, donde era conocida como Galatea, "la estatua que vino a la vida". Allí, Tura Satana conoció a Elvis Presley, con quien comenzó una apasionada relación que terminó cuando ella le dijo que no a la propuesta de matrimonio de él.

Lejos de Presley, comenzó a trabajar en el cine B, donde se volvió toda una celebridad gracias a su trabajo en cintas como Faster, Pussycat! Kill! Kill! y The Astro-Zombies, trabajos gracias a los que Quentin Tarantino llegó a conocer de ella y se volvió su fan.

Pese a sus intentos por colaborar con la actriz, el director se quedó con las ganas luego de que Satana falleciera de forma repentina el 4 de febrero de 2011 debido a una insuficiencia cardíaca.