3 adaptaciones de Stephen King que tendrás que ver dos veces para entender completamente
Estas tres películas basadas en Stephen King esconden tantos detalles que ameritan repetición.

Si eres fan de Stephen King, aquí tienes 3 adaptaciones que piden ser vistas dos veces.
Sony Pictures EntertainmentAdvertencia: esta nota contiene spoilers sobre La ventana secreta, Cuenta conmigo y El resplandor.
Aunque es más conocido como un autor prolífico, Stephen King también está íntimamente ligado al universo del cine de terror. Desde Carrie hasta Cujo, muchas de sus historias se han transformado en algunas de las adaptaciones más escalofriantes de la pantalla grande. Y lejos de detenerse, su influencia sigue vigente.
Sin embargo, no todas las películas basadas en su obra son fáciles de digerir la primera vez que se ven. Algunas resultan demasiado complejas por sus tramas enredadas, mientras que otras se alejan tanto del material original que generan desconcierto. Aun así, existen ciertas adaptaciones que merecen ser revisitadas, ya que esconden claves y significados que sólo se descubren al verlas más de una vez.
A continuación, repasamos tres ejemplos que muestran por qué Stephen King no solo escribe historias, sino que crea universos que exigen ser explorados con mayor atención.
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La ventana secreta (2004)
Con un reparto de lujo y una premisa potente, La ventana secreta prometía ser un éxito, pero terminó recibiendo una tibia acogida en taquilla. Para los lectores de King, la película rescataba con acierto sus temas sobre la soledad, aunque se alejaba en varios puntos del libro. Para buena parte del público, en cambio, el filme perdía fuerza demasiado rápido y caía en la monotonía.
Uno de los aspectos más llamativos es que la cinta nunca mostró en cines su final alternativo. En esa versión, los cadáveres de la pareja aparecen enterrados bajo las plantas de maíz en el jardín de Mort, un desenlace mucho más explícito que el que se vio en pantalla. Ese detalle, aparentemente menor, habría potenciado la tensión y el carácter de auténtico terror que la cinta buscaba, pero que en ocasiones no lograba sostener.
Cuenta conmigo (1986)
Cuesta creer que una historia tan emotiva como Cuenta conmigo haya salido de la pluma de Stephen King, pero lo cierto es que esta adaptación de 1986 se convirtió en una de las más queridas y mejor valoradas de su carrera literaria. Para muchos fanáticos, la película es sinónimo de nostalgia, un viaje a una etapa de la vida en la que todo parecía posible.
Sin embargo, más allá de la trama, gran parte de su riqueza está en la simbología que atraviesa cada escena. Desde las vías del tren hasta el sombrero de Gordon, los elementos visuales funcionan como metáforas que refuerzan el retrato de los protagonistas y sus vínculos con la pérdida. Al igual que en el libro, los recursos narrativos permiten profundizar en los personajes y su transición a la madurez. Redescubrir esos símbolos en un segundo visionado transforma por completo la experiencia, y eleva esta entrañable historia a la categoría de un clásico coming-of-age con múltiples capas de lectura.
El resplandor (1980)
Stephen King ha reconocido en más de una ocasión que El resplandor no es una adaptación fiel a su novela. Aun así, pocos pueden negar que se trata de una obra maestra del cine de terror. Con una atmósfera opresiva, un elenco inolvidable y un sentido del horror psicológico único, Stanley Kubrick logró una película que sumerge al espectador en los pasillos del Hotel Overlook hasta volverlo una víctima más de la locura de Jack Torrance.
Parte de su impacto radica en el uso del simbolismo. El cineasta introduce referencias literarias, artísticas e históricas que convierten el hotel en algo más que un simple escenario. Muchos críticos y fanáticos sostienen que, más allá de la historia de un hombre que pierde la cordura, el filme funciona como una metáfora sobre el genocidio de los pueblos nativos de Estados Unidos, perceptible en detalles como el mobiliario y la decoración del Overlook.
Aunque esta interpretación puede parecer extrema, tratándose de un director como Kubrick, resulta difícil creer que esas elecciones fueran casualidad. Un segundo visionado, con atención a estos guiños, revela una obra mucho más compleja de lo que aparenta a primera vista.