¿Por qué Steven Spielberg prohibió el color rojo en Tiburón?

Steven Spielberg impuso una insólita regla durante el rodaje de Tiburón: prohibió el color rojo. Te contamos por qué lo hizo y cómo impactó esa decisión.

Tiburón es una clase magistral de cine subliminal.

Tiburón es una clase magistral de cine subliminal.

Universal Pictures

El viernes 20 de junio de 2025 será un gran momento para los fans de Tiburón, ya que marca el 50.º aniversario de este clásico del cine de terror.

Está bien documentado que la película fue una pesadilla de producción, con problemas constantes debido a un tiburón animatrónico defectuoso y crecientes tensiones en el rodaje. A pesar de los obstáculos, Steven Spielberg logró llevar el proyecto a buen puerto, consiguiendo tres Premios Oscar y una nominación adicional a Mejor Película.

Tiburón fue, sin duda, una historia de éxito y el resultado del talento de un reparto y equipo extraordinarios. La clave de su supervivencia fue la fortaleza de las decisiones creativas tomadas, ya que los realizadores encontraron soluciones innovadoras para cada problema.

La película se elevó aún más gracias a una banda sonora magnífica, una cinematografía impresionante y una edición precisa que reconstruyó el filme pieza por pieza. Spielberg merece gran parte del crédito por el éxito de Tiburón, tanto en la crítica como en la taquilla, con 478 millones de dólares recaudados a nivel mundial. Esta cinta fue donde realmente definió su estilo y voz, aunque no se tratara de su debut como director.

Una elección específica tomada para el filme terminó dando forma a toda la estructura de la película, destacando la atención al detalle del director y añadiendo una capa artística a una historia que fácilmente pudo haberse apoyado en sustos baratos y recursos de serie B.

Steven Spielberg proviene de la vieja escuela de directores

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Steven Spielberg durante el rodaje de Tiburón.

Steven Spielberg durante el rodaje de Tiburón.

Siempre se debate quién es el mejor director de todos los tiempos. Es casi seguro que en algún momento el nombre de Steven Spielberg surgirá en esa conversación. Jurassic Park, En busca del arca perdida y Rescatando al soldado Ryan son solo algunos ejemplos, aunque cada fan tiene su joya infravalorada favorita.

Lo cierto es que el cineasta definió el blockbuster moderno, combinando un estilo mágico de narración humana con efectos impactantes y decisiones audaces que resultan en experiencias cinematográficas emocionalmente poderosas. Tiburón es un claro ejemplo de ello.

Steven Spielberg entiende el cine como pocos, y cada decisión que toma sirve a la visión final. No es casualidad que trabaje frecuentemente con talentos como John Williams o George Lucas, quienes comparten su lenguaje cinematográfico.

Uno de los rasgos más distintivos de su estilo es su obsesión con los detalles más pequeños. El director sabe que, por insignificante que parezca una decisión, el público la percibirá en la gran pantalla. A menudo, esos detalles sutiles tienen un fuerte impacto subconsciente en la audiencia. El color es uno de esos elementos clave.

Por ejemplo, en La guerra de los mundos, centró la acción en un entorno realista, con el objetivo de que el público sintiera la desesperación de los personajes. Los tonos verdes de las armas alienígenas evocaban imágenes clásicas de extraterrestres. En las películas de Indiana Jones, siempre fue consciente de cómo retratar a los villanos, usando ángulos y luces específicos para crear un tono ominoso, con uniformes negros que destacaban del resto. Todo esto se aplica también a Tiburón, donde el director dedicó gran energía a hacer que el antagonista fuera creíble y que la acción se sintiera auténtica.

Embed - Tiburón - 1975 - Trailer Oficial

Lo interesante de la película es que, aunque parte de una premisa típica del cine de terror serie B, fue filmada como una superproducción de Hollywood.

A pesar de lo absurdo del material, resultó creíble para un público amplio y diverso. Spielberg supo cómo hacer que la película se leyera como un espectáculo cinematográfico, sin dejar de jugar con los tropos del género.

La cinta no habría funcionado sin la profundidad emocional de sus personajes, quienes transmitían energía y provocaban respuestas del espectador. Y Tiburón está lleno de esos pequeños detalles característicos de Steven Spielberg, aunque uno en particular se destaca por encima de los demás.

Tiburón limitó el uso del color rojo en escenografía y vestuario

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Tiburón (1975).

Tiburón (1975).

El color es un componente esencial en la creación cinematográfica, ya que influye directamente en la percepción del espectador. Spielberg ha utilizado el color estratégicamente en muchas de sus películas para reflejar personajes, cambios de tono o estados emocionales.

En Tiburón, tomó una decisión clave que lo cambió todo: prohibió el uso del color rojo en la mayoría de las escenas, permitiendo que solo apareciera en momentos muy puntuales. El cineasta consideraba que, al restringir este color, las escenas de terror posteriores serían mucho más impactantes.

Hay algunos ejemplos brillantes en el filme donde el rojo se usa con gran efectividad. Alex Kintner, por ejemplo, aparece en pantalla con un llamativo bañador rojo, presagiando su sangriento destino a manos del tiburón protagonista. Martin y Ellen Brody beben vino tinto, como si simbolizara que serán los héroes de la historia, conectándose con el rojo de los ataques, pero superando ese miedo.

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Alex Kintner en Tiburón.

Alex Kintner en Tiburón.

El rojo fue reservado casi exclusivamente para las escenas de ataques, las cuales resaltan por su crudeza visual. Cuando ese color está ausente durante casi toda la película, su aparición repentina resulta impactante, especialmente por su fuerte asociación con el peligro y la muerte.

Aunque Tiburón no es especialmente sangrienta en comparación con otros filmes de terror, es igual de aterradora por la violencia implícita. El público, sin darse cuenta, se acostumbra a no ver el color rojo, y esa ausencia pasa desapercibida. Pero cuando finalmente aparece, provoca una reacción visceral. El espectador comprende inmediatamente que está viendo horror, y su primer impulso es apartar la mirada.

Steven Spielberg, como maestro narrador, crea asociaciones emocionales profundas, construidas en torno a una idea: el color rojo debe asociarse al miedo.

Una clase magistral de cine subliminal

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Tiburón (1975).

Tiburón (1975).

Para cuando Tiburón llega a su clímax, el público ha sido entrenado a lo largo de la película para reaccionar ante un solo color: el rojo. Si en algún momento ven ese color en uno de los personajes principales, saben que la aventura ha terminado: el tiburón ha ganado.

La película condiciona al espectador para luego romper sus expectativas. Uno de los últimos momentos en los que se ve rojo en el agua no es porque un personaje muera, sino porque el tiburón es finalmente derrotado.

Paradójicamente, el color rojo, que durante toda la película simbolizó muerte y desesperación, se convierte en símbolo de esperanza y victoria. Ese cambio de significado causa un impacto emocional aún mayor. Porque eso es Tiburón: una obra maestra construida a partir de pequeños detalles que logran el mayor efecto.

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La banda sonora es otro ejemplo perfecto del enfoque “menos es más”. Esa pieza icónica, compuesta por solo dos notas, anuncia el peligro de forma inmediata cada vez que suena. El uso del color rojo funciona de la misma manera: su presencia crece con la progresión de la historia, construyendo sobre el acto anterior. En el mundo de Spielberg, menos siempre es más, y Tiburón es un caso de estudio perfecto.

Ahora que se celebra su aniversario número 50, es un excelente momento para volver a ver esta joya y reflexionar sobre la obra más amplia de Steven Spielberg. Tiburón se encuentra disponible en Amazon Prime Video.