Stephen King odió tanto esta adaptación que decidió llevar al director a los tribunales.

Stephen King la escribió, pero luego hizo todo lo posible por borrar su nombre de los créditos de esta película.

El hombre del jardín: la historia detrás de una de las peores adaptaciones de Stephen King.

El hombre del jardín: la historia detrás de una de las peores adaptaciones de Stephen King.

New Line Cinema

Pierce Brosnan atraviesa un nuevo auge en su carrera gracias a títulos como El club del crimen de los jueves y MobLand. Sin embargo, uno de los momentos más insólitos de su filmografía se dio con El hombre del jardín (The Lawnmower Man), la infame película de terror y ciencia ficción que Stephen King detestó tanto que decidió demandar a los productores.

Estrenada en 1992, la cinta recaudó unos 32 millones de dólares en todo el mundo con un presupuesto de apenas 10 millones. Fue promocionada como “Stephen King’s The Lawnmower Man”, algo problemático considerando que casi nada tenía que ver con el cuento original del escritor, publicado en 1975 dentro de la antología El umbral de la noche.

En la historia original, un hombre contrata a un jardinero que resulta ser un ser extraño que se desnuda, come césped y controla una podadora con poderes sobrenaturales. La película solo conserva una escena relacionada con la máquina asesina, pero el resto toma un rumbo completamente diferente.

La trama sigue al Dr. Angelo (Pierce Brosnan), un científico que experimenta con la mente de Jobe (Jeff Fahey), un jardinero con discapacidad intelectual. A través de drogas experimentales y simulaciones de realidad virtual, Jobe se vuelve cada vez más inteligente y termina obsesionado con trascender su forma humana para convertirse en un ser digital. En realidad, el guion provenía de otro proyecto titulado Cyber God, y lo que llegó a los cines fue una extraña mezcla entre thriller tecnológico y terror psicológico.

El hombre del jardín - Trailer

Stephen King no tardó en reaccionar: demandó a New Line Cinema dos veces por usar su nombre sin autorización, tanto en la campaña de marketing como en el lanzamiento en video. Ganó ambas demandas y recibió un acuerdo de 2,5 millones de dólares, además de una orden judicial que prohibía a los estudios vincular su nombre con la película.

La crítica fue despiadada. The Spectator la calificó de “gratuitamente ofensiva”, Total Film señaló que sus efectos digitales “envejecerían de forma horrenda”, y The Washington Post fue aún más duro al afirmar que la cinta era “tan libremente basada en un cuento de Stephen King que rozaba el fraude”.

Aun así, El hombre del jardín logró un rendimiento aceptable en taquilla y con el paso del tiempo se ganó un estatus de culto. Sus rudimentarios efectos digitales, tan avanzados para 1992 como risibles hoy, la convirtieron en una curiosidad nostálgica para los fanáticos del género.