La Diplomática: por qué el final de la tercera temporada dejó a todos en shock

El final de la temporada 3 de La Diplomática en Netflix dejó a Kate en medio de una traición política y personal que redefine todo lo que creía saber.

El final de la temporada 3 dejó a los fans boquiabiertos. 

El final de la temporada 3 dejó a los fans boquiabiertos. 

Netflix

La tercera temporada de La Diplomática, recién estrenada en Netflix, ha dejado en claro que en el mundo del poder y la diplomacia no hay límites. La serie protagonizada por Keri Russell volvió con un ritmo imparable y un final de temporada que no solo sacude los cimientos del gobierno estadounidense, sino también la vida personal de su protagonista, Kate Wyler.

La tercera entrega retoma los acontecimientos ocurridos al final de la segunda. El presidente Rayburn ha muerto y su vicepresidenta Grace Penn (Allison Janney), asume el mando. Hasta ahí, todo suena como una transición política esperable. Pero La Diplomática nunca juega en terreno seguro, y pronto queda claro que Penn no es la heroína que aparenta.

El ascenso de la presidenta Penn y el regreso del caos

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La tercera temporada de La Diplomática rearma el tablero político. 

La tercera temporada de La Diplomática rearma el tablero político.

Kate y su esposo Hal (Rufus Sewell) descubren que fue la propia vicepresidenta quien dio la orden que terminó con la explosión del HMS Courageous, un ataque que costó la vida de 40 ciudadanos británicos. Aun así, Penn llega al poder con una sonrisa impecable y un discurso de unidad, mientras los Wylers quedan atrapados en una red de secretos que los supera.

Lo que nadie esperaba era que Hal, carismático y manipulador como siempre, terminara convertido en el nuevo vicepresidente de Estados Unidos. Una movida inesperada que lo coloca en el centro del poder, pero que rompe su matrimonio con Kate.

Aunque públicamente siguen actuando como una pareja ejemplar, puertas adentro ya no hay nada que salvar. O al menos eso creen, hasta que un nuevo conflicto internacional los obliga a trabajar juntos.

La amenaza global y una jugada peligrosa

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Allison Janney y Rory Kinnear como la presidenta Penn y el primer ministro Trowbridge. 

Allison Janney y Rory Kinnear como la presidenta Penn y el primer ministro Trowbridge.

A mitad de la tercera temporada se revela que Rusia ha perdido el submarino Poseidón, cargado con un misil lo suficientemente poderoso para provocar la destrucción total. Pero la cosa se complica cuando el sumergible aparece a doce millas naúticas de la costa británica, lo que dispara las alarmas en Washington y Londres.

Mientras el primer ministro británico Nicol Trowbridge (Rory Kinnear) duda de las intenciones estadounidenses y coquetea con la idea de pedir ayuda a China, la presidenta Penn ordena una maniobra ilegal: enviar un dron estadounidense a territorio del Reino Unido para obtener pruebas. Con esas imágenes en la mano, logra convencer a Trowbridge del peligro... pero también deja claro que Estados Unidos está dispuesto a todo para mantener el control del tablero.

Hasta aquí, todo parece un conflicto más de la serie. Pero La Diplomática se guarda un as bajo la manga para sus minutos finales.

El engaño de Hal: la traición que nadie vio venir

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Hal Wyler vuelve a mover las piezas a su favor, dejando a Kate en una posición de desventaja. 

Hal Wyler vuelve a mover las piezas a su favor, dejando a Kate en una posición de desventaja.

En el final de temporada, Hal convence a Kate de proponer una salida diplomática. Encapsular el submarino en concreto para neutralizar la amenaza sin provocar un incidente internacional. La idea parece razonable, todos se dan la mano y el conflicto parece resuelto.

Sin embargo, el verdadero giro llega cuando Kate descubre que el submarino ha desaparecido. En un instante, comprende que su esposo y la presidenta Penn la utilizaron para encubrir un robo monumental. No solo no destruyeron el Poseidón, sino que Estados Unidos lo tiene en su poder, dejando que los británicos creyeran que estaba todo bajo control.

La revelación llega como un balde de agua fría. No se trata solo de una traición política, sino también emocional. Kate, que acababa de reconocer que todavía tiene sentimientos por Hal e implora su perdón, se da cuenta que una vez más ha caído en las manipulaciones de su esposo.

Lo destacable de La Diplomática es que no es una serie sobre gobiernos y estrategias, sino sobre personas que se consumen en su propia ambición. Kate, que en esta temporada inicia un romance con Callum Ellis (Aidan Turner), cree haber encontrado un respiro fuera del matrimonio. Pero pronto entiende que el problema no era solo Hal. Su atracción por el caos, por el juego de poder y manipulación, es parte de ella. Y Hal, en cierto modo, es su reflejo más oscuro.

Ese patrón se repite una y otra vez, cuando Kate logra una victoria, algo se derrumba; cuando parece tener el control, alguien le arrebata la confianza. Y en el centro de todo, Hal sigue siendo su mayor debilidad.

¿Qué esperar de la temporada 4 de La Diplomática?

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El final de la tercera temporada propone un escenario político aún más tenso de cara a la próxima entrega. 

El final de la tercera temporada propone un escenario político aún más tenso de cara a la próxima entrega.

El final deja abiertas demasiadas puertas como para pensar que la historia se cierra aquí. La tensión entre Hal, Kate y Penn promete escalar en la próxima temporada. Además, Callum Ellis podría convertirse en una pieza clave, especialmente tras enterarse de que el Poseidón ha desaparecido.

A eso se suma el riesgo de que Rusia descubra lo ocurrido y culpe al Reino Unido, lo que podría detonar un nuevo conflicto internacional. Y, como si fuera poco, la vida personal de Kate vuelve a un punto de quiebre, ¿podrá perdonar a Hal o finalmente romperá el ciclo de autodestrucción que los une?

La Diplomática vuelve a demostrar que no solo es una de las mejores series de Netflix, y que el verdadero campo de batalla no está solo en la política exterior, sino en los vínculos que se construyen (y se rompen) detrás de las puertas del poder. Y si algo dejó claro su tercera temporada, es que nadie, absolutamente nadie, está libre de traicionar.

Las tres temporadas de la serie se encuentran disponibles en Netflix.