Come From Away: un potente musical sobre la hermandad más allá de las fronteras

Una de las preguntas que los que tenemos más de 30 nos hacemos hace 20 cuando comenzamos a hablar de política internacional es: “¿Dónde estabas el 11 de septiembre del 2001?” Yo recuerdo que en Argentina era feriado y, con 14 años, estaba enfrascada en mi tarea mientras de fondo estaba prendida la televisión con el minuto a minuto del atentado que cambio el mundo.

Documentales, series y películas hablan de lo sucedido en aquella trágica jornada, pero hay una producción que se destaca por sobre las otras por su original enfoque. Presentada en Nueva York y el West End londinense, “Come From Away” llegó a la Argentina para presentarse, de viernes a domingos, en el Teatro Maipo, cuna del teatro de revista porteño.

El musical, de 105 minutos de duración y con un solo acto, cuenta la historia real de más de 7 mil pasajeros provenientes de todas partes del mundo que aterrizaron inesperadamente en la isla de Gander, New Foundland (Terranova) y de la gente de este pequeño pueblo canadiense que les dio la bienvenida desde la solidaridad más pura. 

Cuando 38 aviones fueron desviados de sus destinos para aterrizar en esta isla, el 11 de septiembre de 2001, el lugar vio duplicada su población en un instante. Mientras la humanidad transitaba uno de sus momentos más difíciles, los pasajeros que quedaron varados durante días en este pueblo recuperaron su fe en la humanidad gracias a la empatía, dedicación y calidez con la cual los habitantes de este pueblo los recibieron y reconfortaron.

“Come From Away” es un canto a la hermandad más allá de las fronteras con una pieza conmovedora que invita al espectador celebrar lo mejor del espíritu humano, un musical que inspira e ilumina lo mejor que podemos ser como seres humanos. Con canciones de estilo celta, pero con una vuelta de tuerca moderna, la obra sorprende por su simpleza y efectividad, emocionando y haciendo sonreír a la platea en cada momento de la historia.

Protagonizada por Gabriela Bevacqua, Carla Calabrese, Sebastián Holz, Mela Lenoir, Fernando Margenet, Argentino Molinuevo, Edgardo Moreira, Silvina Nieto, Marisol Otero, Agustín Perez Costa, Pablo Sultani, Silvana Tomé, Manu Victoria, Lali Vidal y Pato Witis, se destacan Lenoir, Margenet y Otero, con papeles llenos de matices y las mejores historias.

Quien queda desdibujado, pese a su gran talento (que en esta pieza no es explotado) es Pato Witis, uno de los referentes del género que aquí pasa desapercibido entre los demás personajes. Una verdad lástima ya que venía de protagonizar el clásico del under, “La Desgracia”, que abandonó por esta obra. Cabe destacar que, a pesar de lo comentado aquí arriba, es swing de todos los personajes y es asistente de dirección de la pieza, teniendo un rol predominante detrás de escena.

Párrafo aparte para la banda que tiene una destacada performance, siendo la encargada de bajar el telón tras el saludo de los actores. Santiago Molina (flauta irlandesa/tin whistle/gaita irlandesa), Maximiliano Cataldi (batería), Natacha Tello (violín), Mariano Sáenz Tejeira (bodhrán/percusión/ugly stick), Paula Solange Morales (bajo eléctrico/bajo acústico/fretless), Pablo Mengo (Guitarra Eléctrica/Acústica/Nylon) y Luis Lattanzi (mandolina/guitarra) le ponen alma a una pieza para la que la música es todo.

Dirigida por Carla Calabrese, quien adaptó la pieza junto a Marcelo Kotliar, “Come From Away” prueba que en Argentina también puede hacerse teatro de calidad, sin tener que envidiarle nada a Broadway ya que en esta puesta sobra talento tanto en escena como detrás de ella.

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