Deseo, soledad, pasión y superación en esta joya disponible en Netflix

Deseo, soledad, pasión y superación en esta joya disponible en Netflix

El director chileno Sebastián Lelio dirigió este film único, apenas 4 años antes de ganar el Oscar por Una Mujer Fantástica

Nicolás Berte

“Gloria, siempre estás apurada, corriendo detrás de alguien y debes obtenerlo de alguna manera” cantaba Laura Branigan en 1982. Y Gloria, la película de Sebastián Lelio disponible en Netflix podría empezar así. 

El cine chileno del siglo XXI ha demostrado un altísimo nivel, con producciones que no sólo cuentan con un gran trabajo técnico, sino una originalidad que le dan un sello identitario. Recordemos que hace unos años, Una mujer fantástica ganó el Premio Oscar a la mejor película extranjera, siendo la primera de la historia para un film chileno. Además, películas como Machuca, Neruda o Dry Martina no han hecho más que elevar la vara y demostrar fácticamente que quizás nos encontremos en el mejor momento del cine trasandino. 

Los constantes planos cortos sobre Gloria se potencian con la gran interpretación de Paulina García

En esta película la protagonista es Gloria, una señora que, por lo que podemos deducir, ronda los 60 años. Está separada y frecuenta un boliche donde va sola y baila con distintos hombres a los que conoce distintas noches. La introducción del film nos muestra a una mujer que está en una búsqueda, lo cual es el primer punto de atracción, ya que no es tan común ver películas donde los personajes que buscan (valga la redundancia), sean grandes. Primer punto para Lelio: un baño de realidad y una mirada poco incursionada: el deseo de la gente adulta. 

Gloria está separada hace unos años. Tiene dos hijos y un nieto. Es una madre y abuela presente, pero está claro que la relación entre ellos no es tan cercana como quisiera. A cada escena se la dota con algún silencio que incomoda. Las constantes elipsis en ellas nos dan también una pequeña incomodidad que nos hace preguntarnos: ¿Hace cuánto que están así? Y un poco nosotros, como quizás Gloria, queramos salir corriendo. 

Todo parece ir más o menos bien, hasta que aparece Rodolfo, un hombre que se enamora de ella tras conocerla en el boliche. Él, recientemente divorciado, es casi un opuesto a Gloria: tiene dos hijas y se hace absolutamente cargo de ellas, quienes no trabajan ni estudian. También mantiene a su ex mujer y, sobre todo, pareciera querer alejarse de esa situación todo el tiempo pero la culpa lo detiene. 

Comenzarán así un romance apasionado, un redescubrimiento de la pasión, la aventura y el amor que pondrán en evidencia que la edad es sólo un número, aunque Gloria entenderá que quizás sus prioridades no sean las mismas que las de Rodolfo. Un viaje con luces y sombras, una aventura adulta que no esconde ni simplifica nada. Una historia que no cae en melodramas y que resume, a fin de cuentas, que nunca es tarde para el amor… ni para el desamor.

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