La historia de la bancarrota de Francis Ford Coppola (y por qué podría repetirse)

Francis Ford Coppola es, sin lugar a dudas, uno de los grandes referentes de la segunda mitad del siglo XX, con algunas películas que marcaron un antes y un después en la historia del cine. Autor de una de las mejores películas del cine bélico de la historia, Apocalypse Now, cualquiera podría pensar que Coppola vivió, a partir de ese momento, una cómoda situación económica. Sin embargo, esto estuvo lejos de ocurrir. 

Primero hay que entender algo: cada gran director tiene su estilo, sus formas. En muchas películas, sobre todo en las de gran producción, las inversiones suelen ser privadas. Por lo tanto, hay un interés económico detrás del artístico, los inversores quieren ganar dinero. Entonces ellos, que forman parte del proyecto, quieren también formar parte de la toma de decisiones, que afecta directamente con su posibilidad de obtener ganancias.

Es por esto que muchos directores prefieren obtener otros métodos de financiación, o eligen el camino de financiar sus propios proyectos. Este último es el caso de Coppola, aunque lo más llamativo no es esto, porque realizadores independientes se cuentan de a miles en el mundo; sino que el director de La Conversación no escatima para nada en la inversión, y cuenta con presupuestos altísimos, incluso aunque la fuente de financiación sea, en su mayoría, de su propio bolsillo. 

Francis comenzó a realizar películas para estudios en la década del 60, donde demostró, tras varios éxitos, que podía hacerse cargo de proyectos cada vez mayores, llegando a realizar Patton, una película que narra la historia de los éxitos del militar estadounidense. Tras el éxito de El Padrino y La Conversación, Francis creyó que su sueño de escapar de los estudios y financiar sus propias películas estaba al alcance de la mano. Su productora, Zoetrope, comenzó a hacerse cargo de sus películas, pero no todo salió como creía. 

El rechazo de co-financiación de algunos proyectos y el rotundo fracaso de One From the Heart, el musical millonario que significó una gran apuesta de Coppola derivó en una complicada situación económica, la cual no pudo superar hasta realizar El Padrino III, una historia que sólo realizó por el dinero que le ofrecían, ya que él no la consideraba necesaria. Su productora se declaró en bancarrota y el sueño de hacer su propio cine quedó trunco por unos años.

Si bien salió de esta situación, en la década del 2000 continuó haciendo películas, que no resultaron grandes éxitos pero sí fueron elogiadas por la prensa. Esto pareció darle coraje al director, quien juntó suficiente dinero para hacer la que quizás sea su última gran apuesta: Megalópolis, un proyecto de unos 120 millones de dólares que provienen de su propio bolsillo. Francis está cumpliendo su sueño de hacer una gran película autofinanciada, sin limitaciones externas artísticas. Incluso debió vender sus viñedos de Nappa Valley para tener la liquidez suficiente. 

Por supuesto, es un gran riesgo para el director. Si bien es una película que viene trabajando desde hace muchísimos años, y se ha encargado de reunir a un elenco de primerísimo nivel, lo que por supuesto ha generado mucha expectativa en el mundo del cine, precisa de un gran éxito económico para no perder esa enorme suma de dinero. 

Será cuestión de tiempo para poder ver como sale la apuesta, aunque por supuesto desde acá confiamos en Francis Ford Coppola y creemos que Megalópolis puede ser una de las grandes películas de los últimos años. 

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