Cumple 40 años La historia oficial, la película que nos obligó a mirar el primer Oscar argentino

A 40 años de su estreno, La historia oficial sigue siendo un testimonio imprescindible sobre la memoria y la verdad en Argentina.
La película fue estrenada en 1986
La película fue estrenada en 1986 Foto: Historias Cinematográficas

"And the winner is… too much, God bless you… The Official Story." Así, con esas palabras llenas de emoción, Norma Aleandro anunció en los Oscar de 1986 que La historia oficial, la cinta que ella misma protagonizaba, se llevaba la estatuilla a Mejor Película Extranjera, la primera del cine argentino. No era solo un premio: era la confirmación de que el cine podía ser memoria, denuncia y un grito necesario en un país que apenas empezaba a enfrentar su pasado.

Cuando se estrenó el 3 de abril de 1985, la película de Luis Puenzo golpeó fuerte. Contaba la historia de Alicia (Norma Aleandro), una profesora que empieza a dudar sobre el origen de su hija adoptiva y teme que sea una de las tantas bebés robadas durante la dictadura. Lo que arranca como una sospecha se convierte en una verdad dolorosa, que la enfrenta a su esposo (Héctor Alterio), a su propio silencio y a una sociedad que prefería no hablar de lo que había pasado.

Así ganó el Oscar La historia oficial:

 

El impacto de La historia oficial fue inmediato. En un momento en el que los juicios a los militares recién comenzaban, la película puso un espejo delante de Argentina y obligó a mirar lo que muchos querían olvidar. No necesitó mostrar violencia explícita para incomodar: bastaban las miradas y esas frases que quedaban flotando en el aire, cargadas de verdad. La escena final, con Gaby en su mecedora cantando En el país de Nomeacuerdo, sigue siendo una de las más desgarradoras del cine nacional.

Pero la película no solo fue incómoda para la audiencia, también lo fue para quienes aún sostenían el poder. Se filmó en 1983, con la dictadura tambaleando pero todavía presente, y el rodaje estuvo rodeado de amenazas y miedos. Se dice que algunos del equipo recibieron advertencias y que incluso se fingió haber terminado la filmación para poder continuar en secreto. Nada de eso impidió que Puenzo y su equipo contaran la historia que debía contarse.

Algunas imágenes de la película, como las de las Madres de Plaza de Mayo, son videos de la realidad tomados en secreto. Foto: Historias Cinematográficas

“La empezamos a grabar antes de que Alfonsín tomara el gobierno. [...] Muertos de miedo lo estábamos haciendo”, relató Norma Leandro en una entrevista. “Yo le dije que no ochenta veces a Puenzo, que no iba a hacer esa película. Al final lo hablé con mi marido, con nuestro hijo, y llegamos a la conclusión de que era una obligación ciudadana, no tenía que ver ya con lo actoral”.

El Oscar fue solo uno de los más de 40 premios internacionales que ganó, pero su mayor logro es seguir vigente. Cuatro décadas después, la lucha por la memoria sigue, los juicios por crímenes de lesa humanidad continúan y las Abuelas de Plaza de Mayo siguen buscando a sus nietos. La historia oficial no es solo una película del pasado, es una herida abierta.

Fue reconocida como la octava mejor película del cine argentino de todos los tiempos en la encuesta realizada por el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken en 2000. Foto: Historias Cinematográficas

A 40 años de su estreno, su mensaje sigue resonando. Porque mientras haya verdades que incomodan, mientras haya identidad por recuperar, la memoria sigue siendo un acto de resistencia y el cine es una gran herramienta para no perderla.