Antes de Tiburón, Steven Spielberg ya había mostrado los dientes con su primera gran obra
Esta es la primera película de Steven Spielberg y antes de que nos hiciera temer al mar, nos enseñó a temer a la ruta con un camión imposible de olvidar. Esta película es la “precuela espiritual” de Tiburón y debes conocerla.

Esta película de Steven Spielberg de 1971 es ahora considerada de culto.
Universal TVMucho antes de que un tiburón emergiera de las profundidades para cambiar la historia del cine, mucho antes de que las notas Mi y Fa de John Williams nos sobrecogieran, Steven Spielberg ya había sembrado el terror en las rutas solitarias del desierto. En su primer largometraje no hay monstruos marinos ni ciudades en peligro: solo un auto, un conductor común y un camión sin rostro que aparece de la nada y no se detiene. En esa simple premisa, el director construyó una pesadilla implacable que sigue generando sudor frío.
Hablamos de Duel (Reto a morir en español), su primera película que no llegó al cine sino a la televisión pero cuyo éxito lo llevó a estrenar su primera película (The Sugarland Express) y se convirtió, según afirmó él mismo en el documental Jaws @ 50, en la verdadera precuela espiritual de Tiburón.
Mirá el trailer original de Duel, la primera película de Steven Spielberg:
Basada en un cuento de Richard Matheson y protagonizada por Dennis Weaver, la historia sigue a un vendedor que maneja por una ruta desierta y comienza a ser acosado sin razón por un enorme camión cisterna. Nunca vemos con claridad al conductor y esa decisión, que parece técnica, es en realidad una jugada maestra: el enemigo no es un personaje, sino una presencia. Spielberg creó así un monstruo anónimo y mecánico, como luego haría con el tiburón blanco, usando el fuera de campo y el montaje para generar una tensión que no afloja en los 90 minutos de película.
Mucho antes de tener acceso a grandes presupuestos o efectos especiales, el joven Steven Spielberg aprovechó cada recurso técnico con una precisión de genio. Rodó con varias cámaras simultáneas para captar el movimiento real de los vehículos, eliminó casi el 50% del diálogo del guion original para dejar que las imágenes respiraran solas y se enfocó en la progresiva paranoia del protagonista.
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Hay algo profundamente físico en el terror de Duel, que luego volverá con más fuerza en Tiburón. No se trata de monstruos, sino de la posibilidad de que la muerte aceche en cualquier carretera, en cualquier ola. Spielberg capturó ese miedo primario con gran claridad: la amenaza es grande, no razona y no se detiene. Como él afirma, ambas películas están conectadas por estos dos "leviatanes que atacan a tipos ordinarios" y, en ambos casos, la historia no se trata solo del ataque de una bestia, sino de cómo un hombre común es empujado a su límite para sobrevivir.
Si Tiburón marcó el inicio del blockbuster moderno, Duel es su esqueleto, su sombra fundacional. Sin ella, Steven Spielberg no hubiera tenido una carta de presentación para demostrar que podía traer a la realidad con exito a Bruce, el tiburón mecánico más famoso de la historia. La carretera polvorienta de Dueles el verdadero punto de partida.
Hoy, más de cincuenta años después, Duelse siente igual de viva y sofocante. Antes de que Spielberg nos hiciera temer meternos al mar, ya nos había hecho temer salir a manejar.