Hablamos con Patricia Conta, directora de vestuario de El Eternauta: ¿cómo vestir frente a la tormenta mortal?

La diseñadora de vestuario Patricia Conta habló con Quever y reveló cómo se construyó la vestimenta de los personajes de El Eternauta, entre trajes de supervivencia, referencias locales y desafíos creativos de alto nivel.

Ricardo Darín protagoniza El Eternauta

Ricardo Darín protagoniza El Eternauta

Netflix

Cuando se trata de adaptar una obra tan emblemática como El Eternauta, cada decisión estética cuenta. Desde las locaciones hasta la fotografía, pasando por los efectos especiales y, por supuesto, el vestuario, todo colabora para construir un mundo verosímil que combine ciencia ficción con identidad local. Y si hay algo que destaca en esta nueva serie dirigida por Bruno Stagnaro estrenada este miércoles 30 de abril en Netflix, es la manera en que el universo apocalíptico se entrelaza con lo cotidiano, con lo argentino, con lo que tenemos a mano.

El vestuario en una serie no solo define estilos o épocas: construye mundo, narra silenciosamente, le da cuerpo a los personajes y a la atmósfera. Porque cuando el apocalipsis se instala en Buenos Aires bajo una nevada mortal, cada prenda, cada abrigo improvisado, cada máscara o bolsa de nailon, cuenta una historia de resistencia.

La serie arranca con una escena inquietante: una partida de truco en una casa de barrio se ve interrumpida por un fenómeno imposible. Nieva en pleno verano. Y la nieve mata. Lo que sigue es el derrumbe de todo lo conocido, pero contado desde una perspectiva profundamente humana y local. Como si la Pompeya de la catástrofe ahora estuviera en Vicente López, Parque Chacabuco o Lanús.

En ese contexto, el vestuario no solo viste a los personajes: los define, los explica y los conecta con el público. Es, además, una herramienta narrativa cargada de detalles que apuntan a lo emocional, a lo simbólico y también a lo técnico. Hablamos con Patricia Conta, directora de vestuario de la serie, sobre el proceso de investigación, las decisiones detrás de cada prenda, el trabajo con extras y el desafío de imaginar cómo nos protegeríamos cada uno de nosotros si el fin del mundo nos sorprendiera al salir de casa.

Embed - El Eternauta - Tráiler Oficial

Quever: La ciudad de Buenos Aires en esta historia es esencial pero es una Buenos Aires distinta. ¿Qué aspectos de, justamente, la ciudad real influenciaron en el diseño del vestuario en la serie?

Patricia Conta: Te determina un poco la localidad, la ciudad en la que acontece, la ciudad de Buenos Aires y ahora. Lo que hicimos fue desarrollar una serie de scoutings donde realizamos bastante investigación de personajes reales en ambientes reales. Tuvimos toda una previa donde íbamos con mi equipo con el teléfono y sacábamos fotos, pero infinitas fotos a, no sé, gente en el tren. Tengo un montón, tengo la computadora llena. Gente en el bondi, gente en una pizzería, gente en un restaurant más cheto, en un restaurant más bodegón, gente en la calle, distintos barrios.

Hicimos bastante scouting de los barrios donde se desarrolla la serie pero también ampliamos un poco más el espectro. Profesiones, oficios. Intentamos que la serie tuviera, al traerla a lo contemporáneo, un grado de realismo que hiciera que fuera más identitaria para la mayoría de la gente que la ve. Porque al ser una serie tan icónica pero vos la traes de otra época, a lo contemporáneo, tenés que armar ahí el link. Además Bruno tiene esa impronta de trabajar en base a lo real, a personajes reales. Entonces hubo muchísima investigación con eso

Más allá del dramatismo y la acción, la serie encuentra su potencia en lo cotidiano. La construcción del vestuario no se limitó a trajes espectaculares o prendas diseñadas exclusivamente para la ficción, sino que se alimentó de una observación profunda del presente. Cada personaje, incluso los que aparecen por unos segundos como figuras anónimas en la calle, está vestido como alguien que podríamos cruzarnos. Esa búsqueda de realismo no es azarosa: conecta con la audiencia desde lo más cercano a las emociones, al reconocer en esa ropa un reflejo de su propia vida antes del desastre.

Un héroe colectivo.En momentos donde la palabra colectivo aparece desprestigiada, un equipo lo dio todo. Gracias totales a todos y cada uno. Fueron refugio, amor, talento, pasión, paciencia, amor y más amor. Tuve a lx.jpg
El equipo de El Eternauta en el set de grabación. En el centro, Patricia Conta.

El equipo de El Eternauta en el set de grabación. En el centro, Patricia Conta.

Vestirlos, pero vestirlos a todos

El foco estuvo puesto no solo en los protagonistas sino también en los extras, que en esta serie cobran un peso inusual. Cada figura en el fondo, cada cuerpo tendido en la vereda, es un personaje.

Patricia Conta: Nosotros teníamos dos cuestiones: una era del vestuario de los personajes y otra la de los extras. En esta serie los extras juegan un rol fundamental. A mí en particular me pasa que en todos mis trabajos me encanta vestirlos. Siento que el universo de los extras construye un montón la realidad de la ficción. Por eso te pasa muchas veces que ves una ficción y salta un extra que está mirando a cámara, si hay algo mal puesto o mal vestido...

Quver: Hace ruido, se nota.

Patricia Conta: Sí, sí. Entonces, digo, esto es una serie donde todo fue personaje, además de los principales. O sea, los objetos fueron personajes, los muertos fueron personajes; cada uno de esos fallecidos que aparecen por ahí (no sé, un muerto al lado de una vía o un muerto en una calle), nosotros antes de vestirlo pensamos a dónde iba esa persona cuando lo agarró la nevada.

Entonces, por ahí es algo que en apariencia no tiene lectura, pero yo te juro que yo dije "Bueno, acá queremos uno que iba a la oficina... ¿qué hora era? Bueno, venía de encontrarse con un amigo en una pizzería. Bueno, ¿cómo se vestiría?”. También tenemos la situación de que era verano. Todo eso construyó el universo del vestuario de esa parte.

¿Qué vestir para sobrevivir?

Uno de los grandes desafíos que asumió esta versión de El Eternauta fue el de trasladar una historia escrita en 1959 al siglo XXI. En lugar de hacer una adaptación de época, el equipo optó por reimaginar la odisea de Juan Salvo en el ahora. Esta decisión abrió un abanico de posibilidades —y también de complicaciones— a nivel narrativo, visual y conceptual. Todo debió ser repensado: desde los espacios hasta los objetos, desde los materiales hasta la ropa que visten los personajes. El vestuario, en particular, se convirtió en una herramienta clave para actualizar el universo de la historieta sin perder su esencia.

Patricia Conta: Está la construcción de [una vez iniciada la nevada mortal] ¿qué te ponés para salir, para que no te agarre esa nevada que te va a matar? Entonces decíamos: “A ver, posibilidades, cosas que tenés en tu casa”. Entonces hacíamos también scouting de cosas. Nosotros sacábamos fotos de nuestras casas. “Revisá todos los placares y sacarle fotos a todo”.

Quever: Pasa cuando ves la serie que pensás, por ejemplo, que yo no tengo esa bolsa para ponerme. ¿Qué me pondría yo de lo que tengo acá?

Patricia Conta: Sí, es eso, es qué te pondrías vos de lo que tenés. Después también hicimos scouting cuando ya sabíamos que algo se desarrollaba en determinado lugar. Yo mandaba a mi equipo y decía: "Hagamos scouting de todos los negocios que hay alrededor de tal lugar, todos los negocios de donde los personajes podrían entrar en un hipotético caso y agarrar cosas para construir más trajes”. Entonces teníamos la ferretería, el negocio, una farmacia, un negocio de comida. ¿Qué más cosas hay que sirvan para construir trajes?.

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Quever: En ese sentido está esta cuestión de que, de cierta manera, lo que usa Salvo es un poquito más antiguo que lo del resto de los personajes, como el traje de gamulán. ¿Cómo fue el proceso de crear esto y justificarlo de cierta manera?

Patricia Conta: Primero armamos el perchero de la casa donde estaban ellos. El perchero de ropa que usaban Favalli y su esposa, y la ropa que tenían guardada por algo. Si vos observás los otros personajes también tienen algunas cositas un poquito retro, corridas de época, un suéter que tiene, no sé, por ahí algo más noventero. Como esas cosas que van guardando y esas que tenés en el placard, que no regalás o no terminás de tirar, pero las tenés. Pero también está construido en base a cosas más técnicas, porque Favalli era un obsesivo de algunas cuestiones. Entonces, ves a Salvo que se va construyendo y se pone capas, ¿no? Trabajamos esta idea de armado por capas en lugar de coser un traje.

Con respecto a la idea del Gamulán, es una prenda de lo que podría haber guardado Favalli en otra época. Es un elemento muy noble porque no sdeja pasar no solo el frío, sino que en general no deja pasar el agua. Ese gamulán está confeccionado, no lo sacamos de otro lado. Lo tuvimos que hacer pero ya no se fabrica, ya no hay curtiembres acá que dejen la piel con el corderito adentro. Tuvimos que pedir que lo hicieran, rogar, porque no nos lo querían hacer. Rogar que nos dieran así la piel, teñirla para llegar a ese color, para hacer varios gamulanes, para no tener solo uno.

Digo, tuvo que pasar una cantidad de procesos que parecían como inabarcable pero el mensaje o el sentido de eso, mejor dicho, es que esta cosa de decir: "Esta prenda que no sabías qué hacer con ella, que por ahí Favalli no se la iba a volver a poner, esta cosa vieja vuelve a tener su segunda chance y resulta útil en esta segunda chance. No solo lo cubre del frío sino que lo protege de un montón de cosas”. El cuero es muy difícil de cortar, es muy difícil de enganchar, un material que tiene esa nobleza y que vuelve como esa cosa noble para una mirada más apocalíptica.

Quever: Como una persona que lleva tantos años en esto, ¿cómo fue tu experiencia trabajando en un proyecto tan gigantesco y tan esperado y querido por muchos?

Patricia Conta: Para mí fue un desafío enorme porque, por ejemplo, había días que yo estaba en la locación y llegaba un camión lleno de ropa, bajábamos todo, volvíamos a cargar, llegamos a tener 500 extras, el desarrollo de 500 máscaras. Había días que hacíamos incluso taller casi artesanal en el lugar donde poníamos todos elementos y decíamos “háganse una máscara cada uno”, así arrancamos. Y después empezamos a reconstruir. Yo estoy orgullosa y agradecida al universo de haber podido ser parte de esto.

Mi expectativa es que le guste a mucha gente. Que todos puedan relajarse y mirar la serie porque la verdad es que tiene una vuelta de rosca a nivel historia muy pero muy interesante. Es tan Argentina, tan todo. Desde los personajes, las locaciones, el arte, el vestuario, todo es tan argento.