Brooke Shields se refiere a su dura infancia en el ojo público: “No sé cómo mi madre…”
La actriz repasa sus inicios en el documental “Brooke Shields: Pretty Baby” donde recuerda varias experiencias que rozaban el abuso y a la que fue expuesta con el aval de sus progenitores. ¿Por qué sus hijas se rehúsan, hoy, a ver gran parte de la filmografía de sus inicios?
Niña prodigio, Brooke Shields creció, como tantos, en el ojo público con el aval de sus progenitores; aunque, en este caso, sus primeros pasos sean por demás polémicos.
En el documental Brooke Shields: Pretty Baby, la actriz repasa toda su carrera, haciendo foco en su dura infancia y en las cintas que debió rodar siendo menor de edad y que rozaban el abuso.
Con tan sólo 11 años debutó en cine en Pretty Baby, donde interpretaba a una joven obligada a prostituirse y que se enamora del personaje que interpretaba Keith Carradine, que, por entonces tenía 27 años.

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“No sé cómo mi madre pensó que todo estaba bien”, expresó.
Poco tiempo después, llegó La Laguna Azul, que sigue a dos niños, Emmeline y Richard únicos supervivientes de un naufragio. Con el paso del tiempo, Emmeline (Brooke Shields) y Richard (Christopher Atkins) crecen y sus cuerpos empiezan a experimentar los cambios propios de la adolescencia, lo que despierta en ellos una curiosidad que los lleva, inocentemente, a practicar sus primeros acercamientos sexuales.
Si bien nada es burdo ni obsceno, lo cierto es que las escenas son muy jugadas para los actores que tenían 14 y 18 años. Siendo aún una menor de edad, la actriz debía pasearse semi desnuda en el set y hasta mantener relaciones sexuales con su compañero.
"Los productores estaban desesperados por que nos enamorásemos el uno del otro. Y recuerdo pensar: 'Bueno, vamos a conocernos primero antes que intentar enamorarnos forzando la situación’. No me sentaba bien que intentaran obligarme a sentir algo. Quería que me dejaran en paz", reveló.
Como si todo esto fuera poco, su madre cerró un jugoso trató con Playboy para que su hija posara desnuda a los 10 años.
"Fue demasiado para mí hacer frente a eso, de verdad. Escribir sobre eso simplemente me rompía en dos. Era ella a quien yo estaba protegiendo”, confesó.

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Hoy son sus propias hijas, Rowan, de 19 años, y Grier, de 16, quienes se ponen en su lugar y se rehúsan a consumir toda la primera parte de su filmografía.
“¡Es pornografía infantil, mamá!”, es lo único que atinaron a decirle a la actriz cuando ésta les consultó sobre la razón detrás de su decisión.
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