Sebastián Irigo, la voz de mando del teatro argentino
El director habló en exclusiva con QueVer tras su desembarco en la obra teatral infantil "Barto Dance", nuevo show de la exitosa franquicia "La Granja de Zenón" que ya se presenta en el Teatro Astral de Buenos Aires, preparando el terreno para las vacaciones de invierno. Géneros, consejos y sueños.
Director, dramaturgo y músico, Sebastián Irigo es uno de los referentes del teatro en Argentina y, pese a su extensa trayectoria en el circuito off y comercial con títulos clásicos y de su autoría, suma ahora un nuevo desafío explorando un nuevo género y un público muy distinto que al que está acostumbrado: el infantil (con el que ya ha trabajo en otra oportunidad pero que, tal como lo describe, siempre es un reto).
Desde el 20 de mayo, y hasta el receso invernal de julio, el director se pone detrás de escena del Barto Dance, nuevo show de la exitosa franquicia La Granja de Zenón, que conquistó a los niños de toda Latinoamérica por sus coloridas animaciones, personajes entrañables y pegadizas melodías.
Para Sebastián Irigo, esta puesta (que dirige en simultáneo con la versión local del aclamado musical Dear Evan Hansen) es todo un desafío que lo acerca, indefectiblemente, con su hijo Imanol (fruto de su relación con la actriz Josefina Scaglione) quien, para esta obra, se convirtió en una suerte de crítico especializado.
- ¿Cómo te llegó la propuesta para dirigir el "Barto Dance" y qué fue lo que te atrajo de ella?
- Trabajo con Leader Music desde hace cinco años y cada uno ha sido todo un reto, y Barto Dance no fue la excepción. El público infantil, y en particular el público de La Granja, es muy exigente y subir la apuesta desde el libro, la dirección y la producción cada año es un nuevo desafío. Trabajar para un público tan chiquito como lo es el de la primera infancia es apasionante. Generar sorpresa, fascinación y alegría en cada uno y cada una, le da sentido a esta misión teatral.
- ¿Cuáles son los desafíos de ponerse al frente de un infantil?
- Capturar su atención, renovarle el asombro. Generar un universo fantástico y que los niñas y niñas puedan zambullirse y disfrutar. El disfrute en la platea es el mayor desafío, la interacción con sus personajes y canciones preferidas, darle relieve a ese mundo es mi tarea y eso es apasionante.
- ¿Cómo es dirigir en simultáneo un musical como Querido Evan y un infantil de este tipo?
- Es muy divertido. A mi me encanta moverme dentro del teatro en todos los géneros, la versatilidad de pisar en un lado u otro me motiva; al igual que explorar los diferentes leguajes y potenciales públicos, que se ha transformado en uno de los mayores estímulos. Me gusta hacer teatro en cualquiera de sus formas.
- Dirigiste tanto teatro comercial como independiente, ¿dónde te sentís más seguro y por qué?
- Me siento seguro haciendo teatro, que es lo que hago desde hace más de 20 años y en cualquiera de los circuitos, oficial, privado o independiente. Para mi entrar a un teatro es una fiesta, pasar horas allí, es el juego que más me gusta jugar. Soy un bicho de teatro y me encanta serlo.
- Después del Barto Dance y Querido Evan, ¿qué se viene?
- Se viene una obra musical nueva de mi autoría para adultos y giras, nacionales e internacionales; de muchas de las obras que ya están estrenadas. Lo que más me gusta es la incertidumbre de lo nuevo, esos proyectos que están naciendo, surgiendo en algún lugar y esperan ser descubiertos. Eso me apasiona.
- Sos un director joven pero de mucha trayectoria, ¿qué le dirías a los jóvenes que aspiran a crecer en la industria?
- Gracias por lo de joven (risas)... Sí, es cierto que llevo muchos años en esto y definitivamente es lo que me gusta hacer. Y decirle a los que están comenzando que sigan su intuición y sus pálpitos, que sean curiosos, que hagan de todo dentro del oficio, mientras más conozcan las áreas desde adentro más posibilidades creativas van a tener en un escenario. Esa libertad, conocer las entrañas del teatro, es la base para mi. Nadie tiene comprado nada, nadie te regala nada y el trabajo, el buen trato y no pensar que llegaste a ningún lado te van a hacer, indefectiblemente, mejor. Lo demás es: un poquito de suerte, estar en el lugar indicado y tener mucha pasión por lo que se hace. Poco a poco, todo va llegando, la forma nunca se sabe.