El Marginal cierra su ciclo como se esperaba: show de violencia, tensión y buenas actuaciones.

El Marginal cierra su ciclo como se esperaba: show de violencia, tensión y buenas actuaciones.

La última temporada de una de las series argentinas más exitosas de todos los tiempos se encuentra disponible en Netflix

Redacción QueVer

Redacción QueVer

La quinta temporada de El Marginal se estrenó finalmente en la plataforma de Netflix. La historia había quedado pendiente de resolución luego del último episodio de la cuarta entrega, por lo que muchos de los fanáticos estaban expectantes de que esto sucediera. 

Recordemos que, luego de las temporadas anteriores, donde habían desarrollado historias anteriores a la primera entrega de la serie, la cuarta y quinta volverían al presente y le darían un cierre a la historia. 

Para quienes todavía no han visto esta temporada, es recomendable quizás no seguir con esta lectura, ya que cuenta con algunos spoiler. Sería mejor que pasaran por los puntos importantes que dejó la cuarta entrega, ver la temporada final en Netflix y luego sí volver a este punto. 

Volviendo a la ficción, no había mucha esperanza puesta en que nos ofreciera algo nuevo. Luego del éxito de la saga, que creó su impronta (con amantes y detractores), la pregunta era cómo se resolvería y el destino de cada uno de los protagonistas. Como siempre, El Marginal no escatima en violencia, este show de la marginalidad carcelaria, del crimen y la corrupción no iba a cambiar su eje, arriesgando su reputación a tan poco de la meta. 

Y en ese plan, como decíamos, no hay sorpresas. Hay quizás algún atisbo para cargar emotivamente la línea de algunos personajes, como el hijo de Diosito, algo que se desconocía hasta el momento, o la faceta intimista de Pastor como escritor, volcando sus vivencias e intentando ayudar a los otros reclusos. Es quizás lo más cercano a una mirada distinta sobre los lugares comunes que aborda esta serie. 

Brian y su negativa a Borges será un punto clave en el desarrollo de esta temporada

La lucha de poder del penal, que parece estable al comienzo, por supuesto trastabilla con la aparición de Bardo, este personaje de Ariel Staltari que rápidamente reemplazó al fallido papel de Luis Luque, como “El” personaje a temer. Bardo es el responsable de que una vez más, en el penal de Puente Viejo se desate el caos y la violencia. 

Otra vez Claudio Rissi, Nicolás Furtado, Juan Minujín, el nombrado Ariel Staltari y por supuesto Gerardo Romano demuestran que uno de los puntos altos de toda la serie fue la enorme capacidad del elenco, que con sus mutaciones siempre mantuvo el nivel. 

Lo de Claudio Rissi es, otra vez, fantástico

El episodio final quizás sea el paradigma de lo que busca la serie. Caos, violencia explícita, show televisivo y una suerte de escena final espiritual que, además de su contenido metafórico, también explicita que todo lo que vivimos con esta serie fue una ficción, una exitosa ficción y no mucho más. 

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