Una joya oculta en HBO Max que no deberías dejar pasar

Una joya oculta en HBO Max que no deberías dejar pasar

Este clásico de la ciencia ficción cuenta con las actuaciones de Keir Dullea, Gary Lockwood y William Sylvester, entre otros artistas.

Redacción QueVer

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2001: Odisea del espacio no solo es una de las mejores películas que realizó Stanley Kubrick, sino que también es una de las grandes obras de toda la historia del cine. En esta ocasión, compartimos las principales claves de esta joya oculta en HBO Max y te contamos por qué deberías verla.

La sinopsis que ofrece HBO Max indica que 2001: Odisea del espacio es “una hazaña visual deslumbrante, un drama preciso del hombre en contra de la máquina (y) una fusión excelente de música y movimiento”. Todo esto es cierto, pero no basta para describir la grandilocuencia y la maestría de esta película de Stanley Kubrick, cineasta estadounidense que nació en 1928, falleció en 1999 y dirigió otros clásicos como La naranja mecánicaEl resplandor Ojos bien cerrados.

2001: Odisea del espacio cuenta con una duración de 2 horas 25 minutos.

Basada en la novela homónima de Arthur C. Clarke (quien escribió el guion junto a Kubrick), este film estrenado en 1968 se centra en la evolución de la humanidad a lo largo de millones de años. La misma está estimulada por una fuerza sobrenatural o extraterrestre de la que nunca se terminan de conocer los detalles. Esto da como resultado una obra difícil, es cierto, pero sumamente enriquecedora en el sentido de que impacta a los espectadores y los induce a buscar interpretaciones.

Por qué hay que ver Odisea del espacio, el clásico de ciencia ficción

En 2001: La odisea continúa, el español Raúl Alda sostiene que esta obra de Kubrick revolucionó el género de ciencia ficción y le dio la seriedad y el reconocimiento que este se merece. También destaca que la potencia de los fotogramas y los símbolos que la película propone hace que sus imágenes ya formen parte de “nuestro inconsciente colectivo”.

Algo similar podría decirse acerca de la música de Richard Strauss y su Así habló Zarathustra, aspecto fundamental a la hora de pensar en esta película como obra de arte. A pesar de la ambigüedad que indudablemente tiene, 2001 ofrece una importante cantidad de contenidos y subtramas de interés. En este sentido, la relación entre el ser humano y la máquina sorprende por lo vigente que se mantiene la cuestión.

Por todo esto, esta joya oculta no solo es para los que aún no la vieron, sino también para aquellas personas que ya la disfrutaron y quieren volver a hacerlo. Acerca de por qué es una película que siempre volvemos a ver, Alda cita a Ray Bradbury, quien indica que esto se da “Seguramente no por sus uniformes actuaciones o por su incomprensible final. Volvemos a verla porque sus amplias posibilidades de ser interpretada nos remiten indirectamente a la más grande de todas las arquitecturas: el universo mismo”.

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