Ana de Armas: sus comienzos, curiosidades y el ascenso de la actriz cubano-española

Ana Celia de Armas Caso, conocida mejor como Ana de Armas, una de las actrices que más creció en los últimos años. Pero lejos de las mieles del éxito que hoy la acompañan, su recorrido estuvo lejos de ser sencillo. 

Nacida en Cuba en 1988, sufrió de muy chica la crisis económica de su país, en especial la que se generó a partir de la caída de la Unión Soviética en 1991. Por esto, creció sin Internet y con poca conexión del resto del mundo. Lo poco que podía ver desde el televisor de una amiga le bastó para aprenderse los diálogos o canciones de las Spice Girls, en especial de Emma Bunton. 

Apasionada desde un primer momento con la actuación, se inscribió con 14 años en la Escuela Nacional de Teatro, lugar donde se formó como actriz desde muy pequeña y que le valió sus primeros papeles en su Cuba natal. Su debut se dio con el director cántabro Manuel Gutiérrez Aragón, quien la contrató para su debut profesional en Una rosa de Francia. Ello le permitió empezar a descubrir un mundo por fuera de su tierra natal y la potencialidad de su talento. A pesar de las adversidades, Ana declara que esos fueron los mejores años de su vida, y que le guarda mucho cariño a esa etapa. 

A los 18 años decide mudarse a Madrid, aprovechando la ciudadanía que obtuvo a partir de su abuelo, nacido en el país ibérico, y también envalentonada por su experiencia con el director español. Con muy pocos ahorros en su bolsillo, Ana debió dormir en el sillón de algunas amigas los primeros meses, mientras buscaba algún papel. El mismo llegó para la serie El Internado, trabajo que le valió el primer salto de su carrera y el reconocimiento en España. Tras tres años en la serie y algunos otros papeles en películas y cortometrajes, la joven actriz comenzó a cansarse y pensó en nuevos horizontes. 

Creyó que su acento era uno de los culpables de no poder conseguir papeles distintos a los que había alcanzado hasta el momento, por lo que se mudó a Nueva York para practicar inglés. Tras unos años en la gran ciudad de EEUU, parecía que su búsqueda no daba resultado. Regresó a España y volvió a participar en películas naciones como Faraday o Por un puñado de besos. Su actuación en Knock, Knock, ese filme de suspenso en el que comparte pantalla con Keanu Reeves, fue el primer paso hacia Hollywood.

Convencida por su agente, se mudó a Los Ángeles, cuna de la industria del cine. Allí, en apenas 3 años, participaría en dos películas trascendentales en su carrera. La primera, Blade Runner 2049, este spin-off de uno de los grandes clásicos de la historia del cine. Luego, la definitiva Knives Out, donde interpretó el papel de Martha en este gran thriller le valió una nominación al Globo de Oro y la presencia en las primeras planas de Hollywood. 

Por supuesto no se quedó allí, tras hacer de chica Bond con una perspectiva muchos más moderna y de participar en Deep Water junto a Ben Affleck (y un romance entre ambos), Ana demostró tener sus objetivos muy claros, como aquella niña pequeña en Cuba que jugaba a ser Emma Bunton y que seguramente ni siquiera soñaba con llegar al lugar que ocupa hoy.

Pendientes al estreno de Blonde, la biopic de Marylin Monroe, y del thriller de acción, The Gray Man, parece imposible imaginarse un futuro cercano sin Ana de Armas como actriz estrella de Hollywood.

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