Blockbuster: la sitcom que pierde el eje aunque regala algunas risas

Blockbuster: la sitcom que pierde el eje aunque regala algunas risas

La sitcom que se basa en la última tienda de Blockbuster con la llegada de las plataformas hizo su estreno en Netflix con luces y sombras

Nicolás Berte

Que una plataforma de streaming, y encima Netflix, se encargue de hacer una serie que se llame Blockbuster era una paradoja tan grande que apenas se supo de la sitcom que se avecinaba, a muchos se nos pararon las antenas y estuvimos al tanto de las novedades de esta producción. 

Además, el elenco también invitaba a confiar en que esta sitcom podría funcionar. Por actores consagrados como Randall Park, Melissa Fumero, Madeleine Arthur, J.B. Smoove, Olga Merediz, Tyler Alvarez, Dan Shea y una joven Kamala Fairburn. Si empezamos por aquí, todos cumplen su rol con precisión. Está claro que se trata de grandes intérpretes que entienden el código de las sitcoms y se sienten muy cómodos en estos formatos. 

Melisa Fumero y Randall Park

El problema comienza cuando con los primeros episodios esta historia comienza con su conflicto principal. Se sabía que la serie trataría sobre el último negocio de Blockbuster, la popular tienda de alquiler de películas que tuvo su auge en la década del 2000 pero que con la llegada de las plataformas terminó desapareciendo. Ya en su primer capítulo, Piloto, se nos presenta esta situación, con un repaso también por el tipo de local y sus empleados. El reparto intenta cubrir todas las opciones para tener un amplio repertorio de gags. Por ello está la empleada más adulta, madre de familia, latina y consejera: Connie. los jóvenes llenos de vida y amantes del cine: Carlos y Hannah; la adolescente y desinteresada Kayla; y por último, el dueño de la tienda Timmy y su mano derecha, Eliza. 

Mientras Timmy se rebusca e intenta varias maneras de ganar el dinero suficiente para pagarle la renta a su amigo Percy, con la ayuda de Eliza, los demás tendrán diversos problemas menores, en un formato típico de las sitcom. Los chistes funcionan bien en su mayoría. Sus referencias al cine, los chistes sobre las diferentes generaciones (clave la inclusión de Kayla en el reparto), y algunos otros gags algo más gastados son entretenidos y en general hacen que los capítulos pasen bastante rápido. Pero cuando llega el momento del final de cada uno de ellos, cuando el conflicto de la necesidad del pago del alquiler se pone por delante en el relato, toda la estructura tambalea. 

Es que no se entiende muy bien la postura sobre el mismo. Cuando se burlan del negocio en sí mismo, de la nostalgia, no se puede dejar de pensar en que es el mismo Netflix que está detrás de esos chistes. Cuando cierran los episodios con momentos emotivos (algo que hacen desde el Piloto), dan ganas de pasar al siguiente. El eje de la serie no engancha y sus conflictos secundarios sí. Lo cual como sitcom podría funcionar perfectamente, porque es básicamente de lo que se trata este formato, si no fuera porque pareciera que el futuro de la tienda es realmente importante o lo suficientemente profundo como para que nos emocionemos con personajes que apenas conocemos. 

Blockbuster, en resumen, puede funcionar como para un consumo liviano, algo que uno pueda disfrutar a la pasada. Si hubiera una segunda temporada le daría la oportunidad de potenciar lo bueno, porque elementos para convertirse en una buena sitcom no le faltan. 

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