La tortura de filmar El Grinch, una de las películas navideñas más taquilleras de la historia
Prótesis incómodas, la CIA en medio del set y un maquillador que terminó en terapia. La historia oscura detrás de un éxito.
Detrás de un éxito siempre hay sombras y El Grinch no es la excepción. El clásico navideño del 2000 no fue tan simple de filmar dejando al equipo, en algunos casos, con secuelas por el estrés al que fueron sometidos durante el rodaje.
“Me enterraban vivo todos los días”, suele decir Jim Carrey cada vez que recuerda su paso por el filme.
Esta frase del actor resume su sensación en el set que se trasladaba al equipo al que maltrataba sistemáticamente producto de su incomodidad. Fue tanta la violencia con la que se dirigía al equipo que uno de los maquilladores a cargo de crear al Grinch terminó en terapia.
Dado el nivel de violencia que se manejaba, la producción contrató a un especialista en tortura de la CIA para trabajar con el equipo sobre cómo lidiar con un Jim Carrey indomable; pero, a pesar de ello, el clima en el set continúo siendo hostil sobre todo para maquillaje.
Lo cierto es que, a pesar de la violencia y los malos tratos, la película se terminó de filmar en tiempo y forma y se convirtió en todo un éxito de taquilla.
En cifras, la producción demandó un total 128 millones de dólares, algo inusual para el cine infantil.
Basada en el libro “Cómo el Grinch robó la Navidad” de Dr. Seuss, el filme se mantuvo fiel a la historia original lo que hizo que se convirtiera en todo un éxito que hiciera “olvidar” las vejaciones que el equipo sufrió por parte de un actor complicado e incómodo con su traje.