El curioso detalle de El señor de los Anillos que los fanáticos pasaron por alto

En 2001, Peter Jackson dirigió El Señor de los Anillos: La comunidad del Anillo, la cuál sería la primera de una saga de tres películas basadas en los libros de J.R.R. Tolkien. Se trató de un filme que arriesgó y apostó por una historia completamente épica que no tardó en conquistar a la crítica y los fanáticos. La historia transcurre en la Tierra Media, donde varios personajes se aventuran en una misión para destruir el anillo único y acabar con el Señor Oscuro, también conocido como Sauron.

La trilogía contó con las actuaciones de un gran elenco, entre los cuáles se destacan Elijah Wood, Ian McKellen, Viggo Mortensen, Cate Blanchett, Orlando Bloom, Sean Astin, Andy Serkis entre muchos otros. 

En 2002, aterrizó la segunda entrega, titulada El Señor de los Anillos: Las dos torres. En esta, continuamos siendo testigos del viaje de Frodo y Sam a Mordor, quienes cuentan con la compañía de Gollum. Por otro lado, Aragorn, Legolas y Gimli llegan a Rohan, donde se adentran en una feroz batalla para salvar al pueblo de los ataques de Saruman.

Tal como sucedió con la primera entrega, la película requirió de una gran puesta en escena y meses de rodaje. Y uno de los factores más característicos de la película, son sus escenarios naturales y las enormes cantidades de personas que formaron parte de ella. Uno de los ejemplos más populares de esto, son las escenas de batalla, que contaron con la presencia de cientos de extras.

El productor de la película, Barrie M. Osborne, relató lo difícil que fue conseguir extras para que se pusieran en la piel del ejército de los Rohirrim, los soldados a caballo, pues querían personas que no sólo tuvieran experiencia como jinetes, sino que también contaran con sus propios caballos. Curiosamente, en Nueva Zelanda, lugar donde se desarrolló la principal fotografía, la mayoría de los jinetes eran mujeres.

Como era un talento que no podían desaprovechar, decidieron contratar a todas estas mujeres, a quienes maquillaron y colocaron barbas falsas para que tuvieran el aspecto de hombres. Por suerte, el casco les cubría la mayor parte de la cara, y sumando las barbas, pudieron pasar desapercibidas en los filmes, y nadie notó la diferencia. 

Incluso, los mismos actores y miembros del equipo técnico vivieron algunas experiencias de confusión con las extras. El mismo Osborne, recordó no haberse dado cuenta de que estaba rodeado de mujeres hasta que estas comenzaron a hablar. “Parecía que viajábamos con un circo, pues te sentabas a tomar el desayuno con mujeres barbudas”. Viggo Mortensen también vivió una extraña situación con una mujer, luego de haber pasado un buen tiempo con ella pensando que era un hombre. 

Lo cierto es que no muchas personas notaron este particular detalle, lo cual es muy entendible porque fue muy bien disimulado por el equipo de maquillaje. Aún así, en las mismas películas vemos que esto ocurre, pues en El retorno del Rey, Éowyn (Miranda Otto) se camufla en el ejército de rohirrim, donde pelea junto a todos los hombres sin ser reconocida por nadie.

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