La carta de despedida que María Iborra Forqué le escribió a su madre, Verónica Forqué
La joven escribió una emotiva misiva que se publicó en la revista Shangay como homenaje a la fallecida actriz.
El fallecimiento de Verónica Forqué conmocionó a todo el mundo y aun hoy sigue doliendo, sobre todo para su familia y amigos que no entienden sus razones para quitarse la vida. En medio del shock que continúa transitando tras la muerte de su madre, María Iborra Forqué puso todo su dolor en palabras para un homenaje que la revista Shangay le realizó a la actriz.
"Mi madre vino a dar luz. No se ha ido, solo está en otra habitación. Ella me enseñó que la muerte no existe, que la reencarnación sí; que el cuerpo humano es solo eso, un cuerpo, que transporta lo que realmente somos y viaja infinitamente por el universo. La muerte es un nacimiento a la siguiente fase, no es el fin”, escribió.
En la emotiva carta, María aprovechó para hablar de la importancia de cuidar la salud mental y naturalizar los diagnósticos para darles visibilidad y terminar con los fantasmas que llevan a alguien a tomar una decisión como la que tomó su madre.
"Ella vino a dar luz. Ya no se veía capaz de darla como ser humano en la Tierra y decidió irse a un plano más elevado, y no material, para seguir con su misión de llenarnos de luz. Hay que respetar su decisión: a ella lo que le gustaba era ayudar, y aquí su misión había acabado", continuó diciendo sobre el suicido, al que volvió a referirse más abajo. "El suicidio también está muy estigmatizado por la influencia de la Iglesia. ¿Por qué alguien no puede acabar con su vida, si es suya? Quién mejor que uno mismo para decidir que no quiere seguir más en este juego e irse al siguiente. Tengamos respeto", opinó.
“Hay que sustituir la pena por alegría”, pidió en la misiva, en la que también hizo un llamado a los fans y a los medios a respetar su privacidad y su duelo.
“La muerte no existe, ahora mi madre está conmigo y con todos los que la aman. Te siento, y nos vemos pronto, en la siguiente etapa, porque la vida dura un segundo”, cerró esta bella oda para su madre, la gran Verónica Forqué.