Chris Evans se refirió a su lucha contra la ansiedad y cómo Marvel lo salvó

Celoso de su vida privada, no es muy común oír a Chris Evans hablando de sus propios padecimientos, tan similares a los de sus fanáticos. En una entrevista sin precedentes, el actor se refirió a su lucha contra la ansiedad y cómo Marvel le salvó la vida.

A Evans, todo nuevo desafío le provocaba ansiedad por desconocer los retos que vendrían con el. Así, se sumía en un espiral de miedos y frustraciones que, tras la primera cinta de el Capitán América se fueron evaporando.

“A lo largo de 10 años haciendo estas películas, y viéndome obligado a hacer cosas de gran envergadura, me di cuenta de que muchos de los miedos que tenía nunca llegaron a materializarse", comenzó diciendo.

“He tenido algunas cosas que no siempre han salido como quería, pero cuando eliges no insistir en ellas, buscarlas, leerlas o absorberlas, desaparecen. Marvel ha sido mi aula de aprendizaje. El mundo de la actuación te obliga a adquirir cierta habilidad para calmar tu mente. Y, a su vez, te das cuenta de que gran parte del miedo que genera la ansiedad, en realidad nunca sucede, y es tu propia creación”, agregó.

A los 41 años, Chris Evans ha logrado controlar los ataques de ansiedad en pos de preservar su salud mental, un tema al que se encuentra abocado y del que es un ferviente defensor.

“Como la mayor parte de nuestra ansiedad en la vida, se trata de estos temores sobre lo que va a pasar. Cuando eres capaz de silenciar tu mente y estar presente en tu cuerpo, esos miedos se desvanecen”, expresó.

Con una metáfora que lo ayudó a salir del pozo y que suele repetirle a quienes se acercan a él con el mismo padecimiento, Evans concluyó la que se convirtió en su entrevista más intimista.

“Si coges un vaso de agua, le pones un puñado de sal y le das un sorbo, te sabrá fatal, pero si coges ese mismo puñado de sal y lo metes en un lago y le das un sorbo, no saborearás la sal en absoluto. La sal es tu dolor, tu miedo, tu tristeza. Sé el lago, ¿sabes lo que quiero decir? Dependiendo de cómo veas el mundo, si haces que tu mundo sea pequeño, tu dolor puede parecer fuerte y grande. Pero si reconoces que eres atemporal, y que tus pensamientos no son tú, y que eres más grande que todo ello, el dolor se derrite”, reflexionó.

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