Este detalle del final de Frankenstein no ha gustado a algunos fans, pero tiene mucho sentido
Guillermo del Toro lanzó su esperada adaptación de Frankenstein, protagonizada por Oscar Isaac, Jacob Elordi y Mia Goth.
Frankenstein de Guillermo del Toro se encuentra disponible en Netflix.
NetflixGuillermo del Toro lleva décadas obsesionado con los monstruos, pero su nueva versión de Frankenstein va más allá. La nueva apuesta del director mexicano, ya disponible en Netflix, no busca repetir de forma literal la historia que Mary Shelley publicó en 1818, sino que la reinterpreta aportando su sello característico.
Si bien esta nueva adaptación del clásico se acerca a la obra de la autora, muchos criticaron que la película está ambientada en la década de 1850, varios años después de la muerte de Shelley. Sin embargo, es probable que la película de Del Toro haya hecho este cambio de época para incluir una escena en donde la Criatura, interpretada por Jacob Elordi, aprende a leer con la obra completa de Percy Shelley, el esposo de Mary. Este detalle, lejos de alejarse de la historia original, la acerca al entorno literario de su creadora.
Pero eso no es todo, el filme cierra con una cita que ha dividido a los fans. "El corazón se romperá y, sin embargo, vivirá roto". Curiosamente, esta cita no pertenece a Mary Shelley, sino a Lord Byron.
¿Por qué Guillermo del Toro cita a Lord Byron al final de Frankenstein?
Jacob Elordi y Oscar Isaac en Frankenstein.
Muchos críticos se preguntaron por qué Del Toro eligió cerrar su película con palabras de Byron y no de Shelley. Y aunque a simple vista no lo parezca, se trata de una elección que tiene sentido.
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Lord Byron fue una figura clave del movimiento romántico, un poeta brillante, arrogante y autodestructivo que inspiró a toda una generación. Su nombre dio origen al término "byroniano", que define a ese tipo de personaje torturado, sensible y egocéntrico a la vez.
En Frankenstein, tanto el doctor Victor Frankenstein ( Oscar Isaac) como su creación ( Jacob Elordi) encarnan, cada uno a su manera, ese ideal. El científico es un genio cegado por su ambición y que es incapaz de conectar emocionalmente con los demás. La criatura, en cambio, es un alma rota, sensible y curiosa, que busca entender el mundo y su lugar en él.
Del Toro, fiel a su estilo, convierte a la criatura en un monstruo con una belleza inquietante. Elordi con su altura, su porte trágico y su mirada melancólica, no es una simple abominación creada en un laboratorio, sino una figura romántica en toda regla. Ama la poesía, la naturaleza y los animales. Es un monstruo moderno, pero también un reflejo directo de Byron y de la sensibilidad que definió su época.
La conexión entre Mary Shelley y Lord Byron
Mary Shelley y Lord Byron, compartieron una larga amistad y se tenían gran admiración.
Cuando Mary Shelley escribió Frankenstein en 1816, tenía apenas 18 años. Su mítica creación surgió una noche en la que se embarcó en una competencia junto a su esposo Percy, Byron y el médico John Polidori, para ver quién de los cuatro era capaz de crear la historia más aterradora. Ese juego no solo dio origen a uno de los primeros relatos modernos de ciencia ficción, sino a una profunda reflexión sobre la humanidad, el poder y la soledad.
El director ganador del Oscar rescata ese espíritu, pero lo filtra a través de los ojos de Mary. Si al final elige citar a Byron, es porque ella misma lo tenía muy presente. La autora conocía de primera mano a ese poeta torturado, al punto de que algunos estudiosos creen que basó el carácter de Victor Frankenstein en la personalidad del escritor. Un hombre brillante, narcisista e incapaz de asumir las consecuencias de sus actos.
La cita que cierra la película, extraída del poema Las peregrinaciones de Childe Harold (Childe Harold’s Pilgrimage) se hace eco de esa conexión. En el texto, Byron describe a un hombre hastiado de su vida de lujos, que vaga por Europa buscando sentido entre ruinas y guerras. Es una elegía a la pérdida, al vacío existencial y a la belleza de lo efímero. Del Toro recoge ese lamento y lo aplica tanto al creador como a la criatura, ya que ambos son corazones rotos que siguen latiendo, incapaces de morir del todo.
Más que una adaptación literal, Frankenstein de Guillermo del Toro es una carta de amor, un homenaje dedicado a Mary Shelley y su creación. Ella fue testigo y cómplice de una generación de genios atormentados, y entendió como nadie que los monstruos no siempre nacen en un laboratorio.





